EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 11-02-2019
¡Largaron!
Otro año perdido
En el año de la marmota, electoral, de 2019, podrÃamos pensar un un paréntesis temporal que nos teletransportara hacia 2020 sin escalas; en este van a suceder pocas cosas. En el ámbito nacional, el dilema parece ser Macri o lo que se rejunte, mientras que en la provincia la cosa está un poco más definida: todos contra "Mariu". La ciudad, cargada de mediocres polÃticos (para los más viejos ¿se acuerdan de lo que dijo Russak allá por 1989 sobre Mar del Plata?), se encamina hacia el dilema caquistocrático más patético de su historia. Asà las cosas, esperar una mejora en infraestructura, alumbrado, educación, salud, es casi una utopÃa. La cosa va a ir mucho a peor que el descalabrado umbral en el que estamos parados en este febrero de clima rancio. Todo va a ir a menos, menos los gastos publicitarios, que claramente están yendo a más, desde la comuna, vergonzosamente.
La carrera por la sucesión de Arroyo ya está en marcha. Vilma viene con la fusta, Montenegro se arrima, Maxi Abad se saca fotos y las sube a cuanta red social puede. Arroyo, que parece anestesiado, sigue, y contariamente a lo que vaticinaran propios y ajenos, nadie lo quitó del medio en sus cuatro años de gestión. No fue el epoc, no hizo el mejor gabinete de la historia, no mejoró la ciudad ni logró introducir avances en términos de producción, educación, servicios, economía del conocimiento. En su reemplazo, rancios funcionarios de poco vuelo trataron de estar cerca de la foto. La cosecha va a ser magra. La suerte ya está echada.
Con un conflicto docente judicializado y sin solucionar, con un gremio que no estuvo a la altura de las circunstancias, casi 3000 agentes municipales están disconformes, tristes y se sienten traicionados por Arroyo, Mourelle y Distéfano. Una cantidad mayor de familiares y amigos cercanos saben de las peripecias de estos últimos cuatro años en áreas sensibles del gobierno municipal, al punto de anhelar del desorden del gobierno anterior. Nadie puede ganar una elección o gobernar cuatro años más con semejante lastre en las espaldas.
El multimedios más grande de Mar del Plata, en eterno acuerdo espúrio, logró alguna tregua en la encarnizada guerra que sostuvo durante la gestión. Recolectores de resíduos nos extorsionaron como nunca y nos dejaron con la basura en las calles durante los cuatro años de gobierno. Sufrimos innecesarios paros de transporte público y retenciones de tareas absurdas ante un ejecutivo miope y sordo que no pudo gestionar los conflictos.
Lo peor de lo que viene es el saber que todo este tiempo estará perdido y que el próximo que venga va a arrancar desde el séptimo subsuelo. El año electoral ya comenzó y con él la desilusión de ver a los mediocres peleándose por la silla, mientras los ciudadanos, indefensos, sufrimos el abuso del poder.