EDITORIAL | Autor: Redacción | 14-11-2019
Un viaje al pasado
Cuestiones semánticas acerca del golpe de estado
Latinoamérica envuelta en la crisis se debate entre la legitimidad de los gobiernos y los golpes de estados. Los procesos de desestabilización de la región que fuerzan al quiebre de las instituciones democráticas ponen en jaque a Latinoamérica.
El proyecto oficialista evitaba la expresión "golpe de Estado" y en cambio proponía aludir a los acontecimientos que precipitaron la salida de Evo Morales del poder como una situación de "quiebre institucional".
Poner en el centro las cuestiones semánticas dejan a la vista intencionalidades distractivas permanentes para dejar avanzar procesos políticos enmarcados ideológicamente. Este procedimiento de vieja data marca la importancia de las perspectivas frente a los hechos.
No hay dudas de que hubo un golpe de Estado ya que se quebró el Estado de Derecho en Bolivia.
Los golpes de estado surgen de protestas violentas que quiebran el orden público y la intervención de las fuerzas militares.
Situación en Bolivia
Tras repasar las presiones militares que recibió el ahora ex mandatario para que presentara su dimisión, consideró que dicha renuncia estuvo condicionada por "circunstancias físicas y no políticas", ya que "su vida estaba en peligro", así como la de partidarios de su fuerza política.
En Bolivia regía una situación de "zona liberada" por las fuerzas policiales y armadas, por las cuales el mandatario, "sin mando" y "absolutamente desguarnecido", debió ocultarse y luego exiliarse a México.
Elementos necesarios para enmarcar la crisis como antesala del cambio de orden democrático
Existen audios en los que se revelan el entramado de la conspiración contra el Gobierno boliviano que contemplaba la separación y la división del Ejército boliviano y la policía nacional, logrando que estas fuerzas se rebelen contra el presidente Evo Morales.
Manipulación de sectores estratégicos de la sociedad boliviana para crear un clima de caos y desestabilización con el objeto de presionar al Gobierno boliviano a dimitir.
Los audios develan la injerencia de EE. UU. y el uso de las embajadas acreditadas en el país y la Iglesia Evangélica, para ingresar los recursos que servirían de motor para ejecutar la operación.
Los golpes de estado se pueden manifestar con revueltas, motines, revoluciones o guerras, todas formas ya probadas en Latinoamérica. En el transcurso de los hechos y procesos históricos se suelen combinar entre sí. Siempre son expresiones vivas de ideologías que utilizan la violencia para legitimizarse.
América Latina atravesó por un sinnúmero de golpes de Estado, muchos de ellos agrupados con base en periodos definidos dentro del proceso de transformación social, económica y política del continente. Así las dictaduras personalistas tuvieron auge desde la creación de las repúblicas latinoamericanas, en la mitad del siglo XX y con la afirmación de la Guerra Fría, se instauraron dictaduras en América del Sur mayoritariamente institucionales.
Los golpes de Estado pueden ser: restauradores, moderadores, burocrático-autoritarios o revolucionarios y Bolivia podría responder a la primera o la segunda opción, en función del régimen que lo suceda. El restaurador busca reconstruir un orden anterior, pre-democrático, generalmente conservador y excluyente. El moderador busca regenerar una democracia herida.
Existen canales institucionales para administrar la transición. La salida deseable sería la negociación entre los dos sectores y la convocatoria a una nueva elección bajo supervisión externa, pero no creo que sea viable.
Lo de Bolivia indica que en América Latina los militares siguen siendo el último bastión del poder y muestra la debilidad de las instituciones.