EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 12-08-2017
¿Y si Santiago aparece?
Conveniencia
"Santiago Maldonado es un artesano de 28 años que desapareció en medio de la represión de GendarmerÃa en la comunidad mapuche Pu Lof en Cushamen, Chubut" dicen de un lado de la grieta. "No sabemos nada, estamos muy interesados en conocer la realidad y trabajamos a destajo para ello" dicen del otro. Lo cierto es que este muchacho, del que también dicen haberlo visto por Entre RÃos, haciendo dedo, es la gran incógnita nacional del momento. Utilizado como bandera de campaña, rompiendo la veda electoral, teatralizando el escenario cual si se tratase de un relato de los setenta, se intenta vincular su no aparición a las desapariciones forzadas de la dictadura militar; entonces el relato conseguirÃa decir que "Macri es la Dictadura". Trágico y descarnado uso de las personas aún cuando, en ausencia, siguen siendo utilizadas.
En medio de cruces entre el Gobierno, los familiares y el reclamo de organismos de derechos humanos nacionales e internacionales. El domingo se vota y, gane quien gane, nada hace prever que Santiago vaya a aparecer sano y salvo. Más bien, nos imaginamos el peor descenlace. Aquella parte progre de la grieta se olvida, una vez más, de Julio López, otro de los desaparecidos de la democracia pero durante el gobierno de los Kirchner; claro está, porque en época electoral no es conveniente recordar ciertas minucias que restan votos. En todo caso será preferible marcar las que pueden sumar alguno: dos vidas, de igual valor, parecen haberse esfumado: una importa y la otra no tanto.
Ni que hablar de los miles de jovencitas que murieron en abortos clandestinos entre el dosmil y nuestros días. Muchas de ellas, acaso indocumentadas, no integran ningún tipo de registro. Los muertos por desnutrición infantil y falta de medicamentos en el mismo período, superan con creces a los miles de hermanos muertos en manos de los genocidas setentosos. Claro que aquellas muertes absurdas "garpan desde lo político" y estas no les importan a nadie, de uno y de otro lado de la grieta.
El domingo se vota, el lunes se comentará, el martes habrá algún ajuste. Julio López, casi seguramente, ya no saba de fechas ni de episodios. Santiago Maldonado, posiblemente, tampoco. Los miles de miles de personas malogradas en la última mitad del siglo XX y en los tres lustros del XXI, hacen un limbo absurdo que torna toda conversación fútil.
La pregunta del principio, como cuando nos sentamos en la mesa del café y soltamos una incógnita con nuestros compañeros de trabajo, parece no tener otra respuesta que no sea del género de la ucronía: ¿Y si Santiago aparece?