EDITORIAL | Autor: redacción | 02-10-2017
Coscorrones a diestra y siniestra
Arroyo dejó un mensaje
El Intendente se encuentra en una encrucijada que tiene que ver más con los frentes internos que con la oposición. Si a esto se le suma la carencia de recursos para enfrentar las obligaciones cotidianas, tales como sueldos, proveedores, insumos, etc, el escenario se torna poco alentador. Entre otras cosas sabe que necesita mostrar un ejecutivo austero, eficiente, honesto. Ahora mandó un mensaje para aquellos funcionarios que no hacen honor a la confianza y a la investidura de un cargo público y que son laxos en sus horarios laborales. Van a estar mucho más encima de ellos. Mientras tanto, la Gobernadora, a través de su gente cercana, le hizo saber al jefe comunal que ella también le va a marcar el paso de cerca.
El Intendente se encuentra en una encrucijada que tiene que ver más con los frentes internos que con la oposición. Si a esto se le suma la carencia de recursos para enfrentar las obligaciones cotidianas, tales como sueldos, proveedores, insumos, etc, el escenario se torna poco alentador. Entre otras cosas sabe que necesita mostrar un ejecutivo austero, eficiente, honesto. Ahora mandó un mensaje para aquellos funcionarios que no hacen honor a la confianza y a la investidura de un cargo público y que son laxos en sus horarios laborales. Van a estar mucho más encima de ellos.
“Los funcionarios municipales con cargos de jerarquía tienen disponibilidad horaria. Por eso vamos a exigir que luego del horario de trabajo hagan una recorridita y vean como están las oficinas, los lugares, que esté funcionando todo”. Claramente, el intendente envió un mensaje a sus funcionarios: “Todos tenemos que poner un poco de cada uno para mejorar”. Desde su entorno cercano señalaron las áreas de Educación. Turismo, Cultura y Servicios (Emvial) como los lugares en donde los funcionarios se hacen más "los sotas" y no cumplen horario.
Así las cosas, a veinte días de las elecciones y con un futuro en el gobierno incierto, el Intendente pone la pelota debajo de la suela, intenta dar un pase al claro y pide que se la devuelvan redonda. Pero el equipo que lo rodea, tal vez, no esté a la altura de semejante partido decisivo. Y mientras esto puede llegar a suceder, y siguiendo con la comparación futbolística, a un par de días de que nuestra selección se juegue la piel en La Bombonera contra Perú, María Eugenia Vidal mira la cancha marplatense como si fuese el técnico de un equipo que gana, gusta y golea y le está pidiendo el cambio al centrodelantero que hace un par de fechas que no la emboca.