EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 11-07-2013
Mañana arranco la dieta
Para evitar el bullying
Ya hace más de dos mil años que los romanos se sometían a dietas por cuestiones relacionadas con el estado físico y la salud. Recién en la época victoriana las dietas rápidas tuvieron éxito. Con los griegos y los romanos todo giraba en torno a la salud física y mental. Fue en el siglo XIX cuando la gente comenzó a hacer dietas por razones estéticas más que de salud y ahí la industria de las dietas empezó a crecer. La palabra griega “diatia” describe todo un nuevo estilo de vida y fue el término que luego se transformó en el actual “dieta”.
En nuestra actualidad, si a uno se le ocurre buscar en Google el término “dieta” encontrará más de cien millones de referencias. En el supuesto de que uno viviera para leerlas ¿cuál sería la más indicada?. Acá hay de todo y opinable por todos.
De nuevo vamos un poco para atrás y llegando a extremos dudosos Lord Byron fue uno de los íconos de las dietas: a comienzo del siglo XIX popularizó una dieta a base de vinagre. A diario se comían papas mojadas con este líquido. Claro que todos terminaban con vómitos y diarrea.
Si le damos otra hojeada a la palabra dieta podemos decir que existe una gran confusión o desconocimiento en la mayoría de los ciudadanos de nuestro país respecto al cobro de dinero mensual, correspondiente a los funcionarios políticos y a los elegidos por el voto (senadores, diputados y concejales).
Es conveniente definir claramente el significado de Sueldo y el de Dieta en el aspecto laboral que cobran los políticos que pertenecen al Poder Ejecutivo o al Legislativo, para saber el contenido de cada denominación y el porqué se diferencian los sueldos de las dietas. El primero es una remuneración asignada a una persona por el desempeño de un cargo o servicio profesional. Es la retribución fija que reciben funcionarios públicos por su trabajo para el Estado Nacional, Provincial o Municipal.
La dieta, en cambio NO es un sueldo. Es una indemnización compensatoria por dedicación exclusiva en sus funciones de representantes del pueblo, como marca la Constitución. Por lo que deben abandonar sus empleos, profesiones y negocios, para ejercer el fiel cumplimiento de esta nueva actividad.
Casi siempre esta indemnización es superior económicamente a lo que ganaban antes de desempeñar el cargo que hoy ocupan, y aquí la contradicción.
Como sea, si puedo, mañana comienzo la dieta y si me votan alguna vez, dejaré de escribir para volver a engordar con la otra dieta, la compensatoria.