EDITORIAL | Autor: redacción | 25-11-2018
Brexit, Gibraltar y Malvinas
El principio del fin
Nuestro paÃs, tan adicto a mirarse el ombligo y tan envuelto en coyunturas miserables, como la vivida este sábado por la tarde en la super final de fútbol fallida, una vez más, por la violencia, ha pasado por alto un episodio mundial más que importante que sucedió en el dÃa de ayer: el Acuerdo de Salida que se firmó en Bruselas en torno al Brexit y que fue respaldado por el grupo de los 27. AllÃ, más allá de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (ala que nunca habÃa entrado a pleno más que en el tema de los pasaportes) España obtuvo una victoria diplomática estridente con el viejo litigio de Gibraltar. Esto podrÃa significar una puerta en el conflicto argentino - inglés por el tema de Malvinas, que aún nadie ha analizado en forma concreta.
Si bien España no ha logrado su objetivo, que era modificar el Acuerdo de Salida e incluir una referencia a Gibraltar en la Declaración Política, a cambio, sus socios le han dado una "triple garantía". Una carta del presidente de la Comisión Europea y del Consejo Europeo mostrando su apoyo. Además, una declaración de la Comisión Europea y del Consejo Europeo (de los 27 socios) en la que respaldan la interpretación de España sobre el polémico artículo 184 y la promesa política de que todo acuerdo futuro entre la UE y Reino Unido que implique de cualquier forma a Gibraltar necesita de forma indiscutible el visto bueno de España.
La opposición española dice que esos documentos no tienen ni de cerca el mismo peso jurídico o siquiera político que una rectificación o una nota dentro del Acuerdo de Salida. Forman parte de un anexo a las actas del Consejo Europeo que se ha celebrado este domingo, pero no está incluido en las conclusiones del mismo. Algo que dista de ser el recurso diplomático, legal y político de más alto nivel. Lo cierto es que un tema que nunca había sido siquiera considerado, esta vez lo fue.
Las propias conclusiones del Consejo Europeo, siendo un elemento muy importante dentro del funcionamiento de la UE, tienen sus limitaciones. Pero en algún caso, en disputas abiertas, la Justicia Europea las ha podido usar como base legal para pronunciarse. Y España cree que este formato podría ser igualmente válido, aunque sobre este punto los servicios jurídicos de las instituciones no están tan convencidos.
Como sea, en poco tiempo sabremos si esto es una inflexión en la vieja historia colonialista inglesa o simplemente fue un artilugio más de sus históricamente hábiles negociadores.
Por ahora, en Argentina y a miles de kilómetros, solo nos preocupa la final de la Copa Libertadores ¿Qué ironía, no?