EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 01-12-2018
Operativo "volver"
Terminado el G-20
Terminado el G-20, entendido como el evento más importante del que nuestro paÃs haya participado en 2018, no queda nada por cumplir en este año. Tal vez, simplemente el hecho de "arreglar" a los pseudo dirigentes sociales con unos devaluados pesos para que no destrocen todo sea la única misión pendiente en este Diciembre de un año duro, que no se niega a terminar, sino que pide a gritos irse. TenÃa razón el presidente Macri en llorar, como lo hizo el viernes por la noche, en el Teatro Colón. Eran muchas las situaciones y fueron muchos los obstáculos a vencer. Asà y todo, la polÃtica tiene estas cosas, el dÃa viernes 30 de noviembre, cual "DÃa de la Marmota" nos va a acompañar durante una buena parte de 2019, Dios mediante, si los terremotos causales de la geologÃa económica superan el 3.8 de la escala del extraño temblor matutino. Argentina demostró cierto orden para el G-20 y mucho desorden para el fútbol: hasta Infantino robó cámara esa jornada gracias al fallido River-Boca del 24 de noviembre. Y para redondear, fracasó la "alemana puntualidad" de Merkel, en un avión caprichoso que volvió a tierra.
Como si se tratase de un plagio musical, una locura ancestral, o un tema en ritmo de blues en el que Javier Calamaro canta aquel católico "yo confieso, ante vosotros hermanos", cada uno de los mandatarios del G-20 se decidió a hacer un pequeño gesto de introspección y así apareció, en los minutos de descuento, el documento final ansiado, con algunos apartados de retoque. Así el famoso "Comuniqué" pudo ser comunicado, Macri salió a dar su conferencia de prensa elogiando a chinos, japoneses, ingleses, alemanes y, por que no, turcos y saudíes.
La ciudad comenzará mañana a recuperar su formato anodino, contradictorio, de piquetes y boquetes, con dirigentes sociales gordos en exceso pidiendo platos de comida que no necesitan, empresarios haciendo equilibrio entre la cárcel, la delación y la AFIP, militares tratando de encontrar su devaluada identidad y octagenarias viejitas de pañuelos blancos en la cabeza, cada vez menos recordadas.
El mundo, que gira más rápido en otras latitudes, seguirá avanzando y nosotros, simplemente, seguiremos soportando trapitos que te extorsionan, piqueteros que te piquetean, mediocres dirigentes que no se ganan lo que cobran y una justicia vetusta, acomodaticia, cipaya del poder de turno, tuerta de un ojo y con la balanza descompuesta por el sobrepeso de Carrió, escondida en un centro de rehabilitación de buenos modales, en un platillo y Cristina K., con la banda de ladrones que siempre amagan a volver, en el otro.
Y colorín colorado, el G-20 se ha acabado.