EDITORIAL | Autor: Redacción | 20-02-2019
Delincuentes
Los que roban, los que malversan y los que estafan
Los que roban, los que malversan, los que estafan, los que se aprovechan de la función pública para colocar parientes y conocidos en puestos públicos de altos ingresos, los que mienten en sesiones públicas y agreden a la legÃtima voluntad popular. Los que se quedan con vueltos de contratos públicos por servicios, los que van a cenar y se mueven en autos oficiales para fines particulares y pagan con el dinero de la comuna. Los que piden favores personales a los proveedores de la municipalidad a cambio de compras y contratos. Los que alquilan periodistas mediocres para que le hagan "El Diario de Yrigoyen" por radio. Los que prometieron austeridad y nombraron más funcionarios polÃticos que los gobiernos anteriores. Pido, desde esta columna, el repudio de toda la ciudadanÃa. Pido que las cosas regresen al lugar de donde nunca debieron irse.
¿Cómo funcina la mente de un ladrón?
"Al principio parece casi demasiado fácil. Mientras oigo el crujir de las hojas, atravieso la puerta de atrás, cruzo el jardín y abro la puerta, sin que nadie se dé cuenta. Estoy cometiendo un delito a plena luz del día y nadie puede detenerme.
Mi júbilo se convierte pronto en una especie de neblina mental. Primero agarro la televisión de pantalla plana, pero se me cae al suelo. El tiempo vuela, así que subo corriendo las escaleras, luego las bajo, las vuelvo a subir. Mi cómplice me señala una chaqueta que cuelga en una silla, dentro de la que hay una cartera con tarjetas de crédito y llaves que hubiera podido llevarme fácilmente. Luego, señala el iPad que dejé en la silla y los pasaportes en los cajones. Estoy destrozado: pensé que iba a ser un ladrón bastante bueno."
¿Cómo funciona la mente de un funcionario delincuente?
No se necesita relato ficticio; es sencillo. Mire las declaraciones textuales del funcionario máximo de nuestra ciudad desde una fecha, por ejemplo, diciembre de 2015, y coteje cuantas de esas cosas fueron un engaño. Cuántos funcionarios fueron traicionados y traicionaron. Cuantos otros se callaron a cambio de otro nombramiento más suculento.
Si se toma el trabajo real, no le llevará más de una hora, va a llegar a la conclusión de que fuimos engañados. La condena política, en todo caso, será lo primero y la condena efectiva, si alguien se toma el trabajo de probarle los dislates, será la consecuencia.
Delincuentes, primero que nada, fuera de nuestro gobierno. Luego, fuera de la ciudad y si fuera posible, bien encerrados para que no nos vuelvan a atacar...ni a gobernar.