EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 02-09-2019
Me quedo con vos, yo sigo de largo, voy a buscarte...
Cuento de cuando el mundo era niño
Este es el cuento de cuando el mundo era niño. Hubo una época en que buena parte de los argentinos creyó en el modelo de un empresario que, tomando un club como Boca, fundido, ganando las elecciones con cinco mil votos y llevándolo al pináculo de la gloria, Bianchi mediante, después Jefe de Gobierno de Buenos Aires, ciudad de eterno superhabit fiscal y pésima administración, Ibarra mediante, transformando buena parte de su infraestructura y finalmente ganador de elecciones presidenciales, Durán Barba mediante, iba a encontrar la salida al dilema mediocre de los argentinos, que nos negamos a crecer y vivimos especulando en la timba financiera, desde hace más de cincuenta años. Hoy, con las criaturas hechas unos adultos torpes, mañeros y andropáusicos, miramos para atrás y pensamos que era natural que esto termine en fracaso. Pasamos del gobierno más corrupto de la historia al peor administrado de la historia. Ahora, el precio lo vamos a pagar entre todos, como siempre, una vez más. Y colorÃn colorado... la pesadilla recién comienza y por unos cuantos años no habrá terminado
Gane quien gane esto se ha desmadrado. Alberto pasó de restregarse las manos a frotarse el mentón. La bomba de tiempo que Cristina le dejó a Macri, que iba a explotar con retardo, se retardó demasiado. Entonces es posible que el caos la sobrevenga a la "ex ex ella", hoy nuevamente "ella" en la escena del crimen del país del nunca jamás, y sea la mismísima Cristina la que hable de la pesada herencia.
El apocalipsis, como el que el auguraba alguna de las "chirusas mediáticas" a Ricardo Fort hace unos años, tardó un un tiempo más largo en venir, pero se hizo presente. Asistimos al desmembramiento de una sociedad que come salteado y la la quema de la clase media residual, en la pira de los costos fijos del estado y las tarifas astronómicas. "Mientras nosotros no sabemos qué vamos a comer mañana, Aranguren piensa en cómo compensar a las petroleras por el atraso de la nafta", nos dijo un dirigente de Barrios de Pié. Posiblemente esa sea una auténtica definción de otro relato de cuando el mundo era niño. El argumento es sencillo de entender, desde afuera del tablero: ¿existe alguna economía del mundo capáz de pagar planes sociales a 17 millones de personas, sueldos públicos por casi 4 millones de personas, una pesada carga política de funcionarios con sueldos obscenos e intereses de la deuda y sostener el aparato productivo? La respuesta es claramente no. Argentina intenta a diario todo eso y mucho más. El FMI, muy contento con que la derecha gobierne en el suelo argentino, soltó más plata de la debida. Ahora es tarde y tenemos el default entre ceja y ceja. Néstor la tribuneó, Cristina la embromó, Macri la terminó de estropear y ahora todos le pedimos a Alberto que se haga cargo, por cierto, con Cristina como co equiper. Imposible será, entonces, encontrar al verdadero responsable de este desastre. Alberto tampoco podrá invertir mucho tiempo en ello. Sus primeros cien días de gobierno le comenzaron a correr antes de ganar las elecciones. Y colorín colorado, antes de diciembre de 2019 habremos "difolteado"... salud.