EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 17-09-2019
Constelación familiar
El dÃa de las ánimas
Mientras ojeaba (hojeaba) el Instagram y esperaba aquello que no querÃa esperar, el psicoterapeuta miró por encima de sus lentes espeyeti y comenzó a torcer el gesto de su rostro mientras no daba crédito a lo que se sucedÃa en el ambiente contiguo. El presidente, que podrÃa ser de un paÃs, se puso a discutir con una gobernadora, que podrÃa ser de una importante provincia, porque en una vida pasada habrÃan sido marido y mujer y tenÃan un par de temas pendientes. El otro, que podrÃa ser el gobernador calvo de una importante ciudad del cono sur, los retaba porque en esa vida habrÃa sido el padre de ella, o sea el suegro del presidente. Está visto que los suegros le tiran encima la camiseta a los yernos: yo tengo más; yo mido más y vos te callás, le habrÃa espetado duramente. Entonces, el constelador, un poco ido de la situación, dijo unas palabras para interrumpir el trance y todos volvieron a ser quienes eran, pero un poco distinto a como habÃan entrado. La constelación familiar tal vez no los habrÃa sanado pero comenzaba a perfilar los tiempos que vendrÃan.
Las constelaciones familiares son un tipo de terapia grupal que sirve para tratar diversos temas como problemas con la familia, con el trabajo, con la pareja, y emociones como el abandono, la tristeza, y también enfermedades. Jaime, el constelador, enderezó su dura barba, se quitó los lentes y se acercó a los tres personajes. Así como estamos, les dijo, no veo muchas soluciones. El tiempo es tirano.
Todos bebieron una infusión con gusto a guiso de carrero, amarga, y con olor a olla popular del conurbano. Imágenes de piqueteros invadiendo el Cabildo, el Teatro Colón y La Catedral se visualizaban como hologramas emanados de la nada. Los cuatro miraban atónitos.
- Desde mi última regresión que no veía una cosas más asquerosa- dijo el que podría haber sido el presidente, si esto no fuera un relato imaginario.
- La gobernadora sabe más de pobres que vos- le dijo el psicoterapeuta de la dura barba. Era ella la que tenía que haber constelado y no vos, en primer lugar.- El gobernador de la importante ciudad, el calvo, miraba nervioso y se quería ir de la casa. Había venido pedaleando en una extraña bicicleta amarilla.
Afuera se sentían los tambores de los pobres, en son de guerra, que pedían comida y que terminaran con las terapias de regresión y las constelaciones. Ellos querían enseñarles a pensar a aquellos, pero aquellos se resistían. Y viceversa.
Cuando todo terminó y cada uno se fue por su lado, quedó en la casa un perfume raro, mezcla de la frustración y melancolía. -¿Cómo se llama esta fragancia?- preguntó Patricia, la mucama con problemas de alcoholismo a Carolina, la fina gobernanta.
- Demodeé- le respondió esta con cara angelical.
Y los pobres venían marchando por la avenida al grito de "vamos a volver, a volver, a volver, vamos a volver..."