EDITORIAL | Autor: Redacción | 08-11-2019
La pobreza se comió a la corrupción
La justicia en la cornisa
La crisis argentina y latinoamericana sentenció jaque mate al rey en una partida de ajedrez entre el cambio y la corrupción. La cascada de denuncias que pusieron detrás de las rejas al mismo Lula da Silva con el escándalo del Lava jato hizo de la corrupción una cruzada transcontinental en Latinoamérica.
La corrupción instalada en Latinoamérica con organizaciones que sistemáticamente hicieron de la coima un reguero de dádivas puso en jaque hasta a los presidentes de muchos de los países involucrados.
Con los cambios del rumbo del gobierno en Argentina comienza la pugna que atenta contra el equilibrio de la balanza entre la independencia de la justicia y el ejecutivo. El poder en tiempos de democracia no quiere una justicia ciega ni muda. Los argentinos deberíamos aceptar este paradigma de independencia como latido vital de la democracia.
La transparencia y las presentaciones contables de los candidato y funcionarios no deberían dejar margen para encubrir maniobras financieras que sean estafas directas al pueblo.
La revelación de casos, auténticos entramados, de corruptores y corrompidos que traspasan las fronteras nacionales ponen a Oderbrecht, como caso testigo a nivel global. El mayor escándalo de corrupción en la historia de Brasil al participar de una red que desvió, por medio de licitaciones fraudulentas y contratos inflados, millonarios fondos de Petrobras.
La corrupción en Odebrecht no se limitó a Brasil y se expandió por otra decena de países de Latinoamérica y África, cuyas autoridades aún investigan el pago de sobornos a sus políticos de parte de la constructora.
Por el caso Odebrecht, en Perú están imputados los ex presidentes Alejandro Toledo(2001-2006), actualmente preso en Estados Unidos mientras la Justicia de ese país decide si lo extradita a Perú, y Ollanta Humala (2011-2016), para quien la Fiscalía pidió 20 años de cárcel por presunto lavado de activos en la financiación irregular de sus campañas electorales.
El ex presidente Alan García (1985-1990 y 2006-2011) se suicidó cuando la fiscalía fue a detenerlo por supuestamente haber recibido también sobornos de la empresa.
Según la Consultora El país, la percepción de los votantes sobre el grado de corrupción entre sus representantes es muy elevado. Más de siete de cada diez de los ciudadanos latinoamericanos considera que más de la mitad, si no todos los políticos, son corruptos.
Las personas preocupadas por la corrupción en los países latinoamericanos deberían mantener siempre presente que el mayor incentivo al que se puede enfrentar un político es perder su voto. Nada les da más miedo, pues al fin y al cabo sin él no son nada. Así que, en realidad, es ahora cuando la ciudadanía debería guardarle más fe a las instituciones, así como salvaguardar su integridad: porque de ellas depende el arma más potente que existe contra la corrupción.
Con los nuevos resultados electorales, los votos presentan nuevos análisis. Los presos por corrupción podrían obtener la libertad por cuestiones legales. Con el cambio de manos del poder quedó evidente cómo pesan las cuestiones económicas, las cuestiones ideológicas y que la grieta, en Argentina, supera las expectativas.