EDITORIAL | Autor: Redacción | 24-11-2019
Actitud positiva
Un mundo competitivo
Los logros se miden por los resultados. Cuando llega el éxito todo se mira a través de un cristal brillante pero nunca es producto de la casualidad porque el camino con un propósito es que hace alcanzar las metas.
Los protagonistas de ese selecto grupo de “exitosos” está marcado por el trabajo y el esfuerzo. Junto a esa persona hay un equipo comprometido con los objetivos. Lo que mueve a todos sus integrantes es la pasión por lo que se hace. Esa una verdadera comunión de trabajo colaborativo en torno a un líder que aprende de cada uno de los integrantes. Se nutre de su sabiduría, de sus aportes y de su sello personal.
El liderazgo necesita de una misión, una visión y estrategias. Las tareas propuestas al equipo impulsan el compromiso, la creatividad y los pequeños resultados que empoderan a cada uno.
El liderazgo necesita de capacitación y formación entendidos como inversión.
Lo más valioso es el tiempo que cada uno aporta con generosidad y sentido de pertenencia.
Dicen que líder se nace pero también se hace porque es un desafío permanente en el que se realza las cualidades de cada integrante haciendo que cada uno se sienta único y una pieza importante del engranaje que lo visibiliza.
La escucha activa implica observar y preguntar, flexibilidad y confianza, apertura y firmeza. Esa escucha se traduce en el ámbito ejecutivo.
Cuando hay una escucha activa en el equipo, los integrantes entienden y comprenden mejor la razón de su trabajo. Amplían su visión y dirección acorde a sus estrategias y metas.
El líder fomenta la actitud positiva, convertir las debilidades en fortalezas. El líder es el primero en trabajar duro, en tomar las responsabilidades que amparan su posición y, a su vez, lo hace con honestidad, ética y autenticidad.
El verdadero desafía es aumentar los niveles de motivación. Conocer a cada uno de los integrantes en forma individual genera empatía a partir de la escucha activa.
Los integrantes del equipo son el verdadero activo del equipo y se traduce en el éxito del mismo.
Podemos poner como ejemplo a Bill Gates, un frustrado estudiante de Harvard, que gracias a sus cualidades de líder fue capaz de fundar una de las empresas más importantes en el sector tecnológico, Microsoft y, gracias a las decisiones que supo tomar y a que consiguió que empresas influyentes confiaran en él, se convirtió en la persona más rico del mundo.
Sin dudas, es uno de los ejemplos más claros de un líder visionario.
El mundo que nos toca transitar necesita de verdaderos líderes en todos los ámbitos, la política, la cultura, el mundo empresario y dirigencial.
Es esencial poder comunicar los propósitos con pasión, impulsando el trabajo colaborativo y creando equipos que asuman los desafíos.