EDITORIAL | Autor: Andrés Maslik | 02-03-2020
Barro tal vez
Derrapando
Este lunes, el primero del mes de marzo, comienza el gobierno de Alberto, en serio. El presidente no pudo, hasta ahora, generar expectativas positivas como en 2015, cuando su antecesor, Mauricio Macri, hiciese lo propio. En aquella época la bolsa subió y el Dólar bajó, alentado por la esperanza de los mercados en el cambio de gobierno. Hoy, con una caÃda alarmante del PBI y la recaudación, en términos relativos, con un estado que se agrandó infinitamente respecto a aquel que encontrase Néstor Kirchner en 2003, por caso, las posibilidades de hacer una buena gestión son casi nulas. La tensión en los sectores pobres y la excesiva carga impositiva a la clase media y a los sectores productivos, conspiran contra todo buen pronóstico. El terreno está empantanado y lo que nos espera, como rezara la canción del Flaco Spinetta, es el barro, tal vez.
El empresario Eduardo Costantini dijo en una entrevista, días pasados, una frase simpática que envuelve nuestra historia inmediata "Macri chocó la calesita". Entonces, risas de por medio, nos queda por preguntar qué fue lo que motivó a tal impericia, aquella que hoy hace que los sectores productivos y el empleo formal tengan que sostener de manera inhumana al resto de los integrantes de este país. Demasiada carga para tan poca tropa.
El presidente, en su discurso de apertura ante la Asamblea Legislativa para el período de sesiones del período número 138, parece haberse enterado de lo grave del cuadro de situación del país: "Hemos encontrado una situación extremadamente delicada. Recibimos un país dañado en su tejido social y productivo y con su alma herida por divisiones profundas", sostuvo Fernández. Ahora, en momentos en que se permitión hacer una síntesis minuciosa:
"Hemos asumido el Gobierno Nacional en un escenario que creo imperioso recordar:
· Soportamos un nivel de inflación récord de 53,8% durante 2019.
· Debemos enfrentar una deuda pública también récord en monto y concentración temporal de vencimientos. Sólo en 2020 los vencimientos de capital representan 48.968 millones de dólares. A ello deberíamos adicionarle 14.838 millones de dólares en concepto de intereses de esa deuda.
· La desocupación trepó al 9,7 %, destruyendo más de 240.000 empleos privados entre 2015 y 2019.
· La industria instalada registra un nivel de capacidad ociosa que roza el 40 %. Llevamos 19 meses consecutivos de caída de la actividad industrial.
· Nuestro país, hace dos años que está sumido en una recesión profunda.
· El Estado Nacional registra una deuda en materia de Obras Públicas de más de 35.000 millones de pesos. El 60 % de las obras iniciadas se encuentran paralizadas.
· Los aumentos tarifarios de los servicios públicos en los cuatro años que precedieron nuestra llegada, registraron incrementos excesivos. El servicio de gas se incrementó en ese período alrededor del 2.000 % y el de electricidad cerca del 3.000 %. El nivel de esos aumentos llevaron a situaciones críticas a miles de familias, jubilados, comercios, PyMEs e industrias.
· Más de cinco millones de argentinos y argentinas que son parte de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, se endeudaron con la ANSES a altas tasas de interés solo para cubrir otras deudas que los apremiaban."
Casi sobre el final de su discurso, del que los analistas no entienden muy bien su contenido ni su real destinatario, el presindente dijo casi como una súplica que "La solución de nuestras frustraciones sociales no dependen solo de un presidente. Dependen de nuestra vocación social de superarnos y de ser mejores". Similar a aquella frase de Pugliese, durante la debacle de los últimos días de Alfonsín, alla por 1989 cuando dijo "les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo".
Elemental, Alberto, agua y tierra hacen barro, en este caso, tal vez.