EDITORIAL | Autor: Redacción | 17-10-2020
Peronismo y populismo en Argentina
75 años de peronismo
El 17 de octubre se conmemora el nacimiento del movimiento peronista. Las figuras icónicas de Perón y Evita siguen inspirando a millones pero el mundo cambió y las interpretaciones de sus discursos justifican, a veces medios "non santos" para llegar a cualquier fin. La polÃtica tiene una impronta maquiavélica que no se puede negar.
Juan Domingo Perón comenzó a perfilarse en el seno de un gobierno militar que tomó el poder en 1943. Desde la secretaría del Trabajo, fortaleció los derechos de los trabajadores, dando un gran auge a los sindicatos. Pugnas internas terminaron con Perón detenido, en octubre de 1945. El 17 de ese mes, una masiva protesta obrera y sindical exigió la liberación de Perón, quien al año siguiente fue elegido presidente de Argentina.
75 años han pasado desde ese 17 de octubre, considerado como la fecha de nacimiento del movimiento peronista. Y todavía se plantea una interrogante que parece no tener una respuesta concluyente, en vista de las múltiples expresiones del peronismo: desde un Carlos Menem, considerado liberal, a un Néstor Kirchner, más inclinado a la socialdemocracia, por nombrar solo a dos de sus figuras que llegaron a la presidencia.
En Argentina todo puede ampararse baja el ala de Perón.
Qué queda del primer peronismo conservador con cultura militarista, que surgió en medio del fin de la segunda guerra mundial y tan próximo a los nazis.
Qué queda de la justicia social, el progreso, el voto para todos, la igualdad de derechos y un trabajo digno para todos.
Camino sinuoso el del análisis político, económico y social que siempre nubla la razón de los argentinos que se encuentran en las antípodas.
La grieta, la oposición, la división clasista corren a esa Argentina grande, llena de posibilidades, de riqueza a la que llegaron millones de inmigrantes y forjaron la cultura del trabajo.
Diversidad cultural, libertad, un país con una clase media que era el orgullo de América. Una sociedad culta, con acceso a la educación en la que no se conocía la pobreza.
Pero nada es cierto porque en las últimas décadas se privilegió el acceso al poder como medio de ascenso social. La corrupción naturalizada y cobijada por una justicia adepta al poder.
"No llores por mí Argentina..." seguimos soñando con una república libre y soberana en la que la justicia social sea trabajo digno para todos y se respete la libertad de culto, ideología y opinión.