EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 17-09-2013
Pase…¿PASO?
El verso del cambio desde el periodismo corrupto
Desde las PASO observamos que se comienzan a escuchar voces de protesta por la falta de manejo del gobierno nacional en algunos temas: las posibilidades son dos: o ahora el ejecutivo y sus ministros están por el camino incorrecto o ahora todos hablan.
En el todos hablan se excluyen muy pocos habilitados para hacerlo. Los que siempre manifestaron disconformidad con el modelo, la corruptela generada y el ninguneo permanente de los actores minoritarios. El rol de los medios ha sido pobre, limitado, en el mayor porcentaje jamás visto. La parcialización de la información y la tergiversación de los datos ha producido ingentes columnas de no informados o mal informados. Y ya se sabe que para decidir correctamente lo que más necesitamos es información adecuada.
Si, por ejemplo, el INDEC dice que se puede comer con 6 $ y en el café de enfrente del INDEC un cortado cuesta 14 $ podemos convenir que o bien el dato inicial es falaz o que los empleados del INDEC no toman café. En ese sentido las observaciones más críticas sobre el gobierno han arrojado frases de desencanto y apocalipsis que seguramente no se condicen con la realidad; en el otro sentido, el gobierno viene defendiendo lo indefendible desde hace años: la política del subsidio y la dádiva, nada bueno puede resultar de esto y aquello.
A nivel local los funcionarios siguen en el contubernio de consumir la información que le arman 4 ó 5 periodistas inescrupulosos y que, además, le cobran poco, es decir 4 ó 5 inescrupulosos baratos: tipos que se fundieron y perjudicaron a los medios por los que pasaron y que al son de “vamos a darle una mano a F (fulanito) que anda mal” son abastecidos por el ejecutivo desde las distintas reparticiones.
Todo gris, todo chato: querido lector esto es el problema del continente: lea y comente, consumimos la información como pan caliente, la bajamos con aguardiente y nos defecamos en la gente. Pero de todo esto sale un hecho positivo: cada vez somos más los que nos avivamos de las agachadas, cada vez son menos los que pueden llevársela de arriba. No nos engañemos: gane quien gane en octubre el carnaval va a seguir, por lo menos, hasta el 2015. Pero el brazo de la ley que funciona, más allá de la “artrosis reumática” operada desde el Poder Nacional, Provincial y Municipal, tiene cierta movilidad y va a seguir trabajando, a su ritmo. Y veremos y escucharemos a los traficantes de datos mal habidos corrigiendo el rumbo a favor del los nuevos vientos.