EDITORIAL | Autor: Redacción | 22-09-2013
La década llevada
Si de poner tÃtulos se trata
Una cuestión pictórica de estos tiempos parece ser el ponerle nombre a las cosas. AsÃ, recordamos que en los 80 América Latina tuvo su "década perdida" (¿qué se perdió?). Aquà en Argentina desde que asumió el matrimonio K a la fecha se le ha dado en auto llamar "la década ganada" por oposición a aquella otra. Esta en la que estamos podrÃamos decir que es la "década llevada": no van a dejar nada.
La Década perdida de América Latina es un término empleado para describir las crisis económicas en América Latina durante la década de 1980 (y para algunos países hasta bien entrada la década siguiente). En general las crisis se componían de deudas externas impagables, grandes déficit fiscales y volatilidades inflacionarias y de tipo de cambio, que en la mayoría de los países de la región era fijo. A veces el término se utiliza en referencia exclusiva a México.
La presidenta nos dice que "cuando hablo de la década ganada no lo hago en términos partidarios sino en recuperación social, económica, cultural, democrática y de igualdad para 40 millones de argentinos". Si se me permite podría discutir cada una de estas afirmaciones, aunque el común de los lectores ya saben a qué nos referimos.
Sin embargo, la década recientemente inaugurada según esta lógica, podría tranquilamente recordarse como "la década llevada". Se van a llevar los índices del indec al más allá, al punto de hacerlos insostenibles. La energía se la llevaron a otra dimensión, ya que no se gana ni se pierde. Los que vamos a perder somos los argentinos porque en los próximos 10 años deberemos desembolsar más de 100.000.000.000 (cien mil millones) de dólares para importarla. Se llevaron las empresas inversoras del extranjero (algunas confiscadas o presionadas). Se llevaron la ilusión de la clase media honesta y trabajadora.
Aún no se llevaron la memoria, aunque la tiñen sistemáticamente al color de los lamentables 30.000 desaparecidos de hace 40 años, olvidando los desaparecidos del sistema de los 40 años venideros. Y como aún no nos pudieron llevar la memoria, creo que es en ese lugar donde debe comenzar la recuperación: porque lo que estamos viviendo ya se ha ido, por decirlo en términos sutiles, al plano del nunca jamás.