EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 28-10-2013
Licuame, licuate
Ganadores y perdedores de las elecciones 2013
De Narváez fue el primero en admitir la derrota. Aunque no es bueno mirar la vida en términos de ganar - perder porque nos transforma en mezquinos o resultadistas. Sin embargo estas elecciones nos ponen mensajes que muestran a las claras auténticos perdedores de los afectos populares.
Cristina Kirchner, que hoy cumple un aniversario de su primer triunfo en 2007 que la llevara a presidencia, sabe (si es que ya la tienen al tanto de las novedades) que fue la gran derrotada. Pero no la única, claro. Scioli y su vacilación es el segundo. Como siempre el gobernador fue tibio y esta vez "se le escapó la tortuga".
Ni que hablar de De Narváez. En 2009 derrotó al mismísimo Néstor con más del 33 % de los votos y este domingo obtuvo apenas el 5 %. En el ámbito regional Juan Curuchet hizo una mala elección, aunque ganó en Mar del Plata, fruto del arrastre perdedor del FPV. En la carrera de Concejales, Emiliano Ghiri fue el gran derrotado. En su partido, con toda la plata que gastaron pautando medios y portales digitales, rechazando ofertas de los que ellos consideraban que "no medían" y calculando todo en términos de "me conviene, no me conviene", sin duda se quedaron sin nada. Emiliano se llevó el "Derrotado de Oro" en la ciudad. Pepe Scioli, que se movía como queso y dulce junto a él sufrió todos escarnios: llamarse Scioi, no pertenecer y parecer, no ser y querer.
De Pulti, poco para decir. Ya había sido el gran derrotado en la malograda consulta por la Policía Comunal. Había sido derrotado en las PASO e hizo la del avestruz. Ayer, rápido de cintura, salió a reconocer la derrota. Pero la clase media hace tiempo que le soltó la mano. Los periodistas adictos se la comienzan a soltar y el gran cacique de los medios locales lo hará en cualquier momento. Pero esto ya no era novedad.
A los ganadores, Vilma y su gente, Arroyo y los dos ediles que lo acompañarán, Cristian Azcona y el Cheppista Rodríguez, felicitaciones y un deseo: que se pongan a trabajar de forma seria lo antes posible. Al fin y al cabo para eso fueron elegidos.