EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 03-12-2013
VacÃo, pero existencial
Tributo criollo a Milan Kundera
Si recuerdo un buen vacÃo fue el que hice a la parrilla el dÃa de mi cumpleaños pasado. Poca grasa, tierno, cocido a punto. Fuera de ese vacÃo siento, como la mayorÃa de los argentinos de bien, un vacÃo de valores que nos invade o nos vincula, según sea el caso.
El Vacío como condición humana es el sentimiento generalizado de apatía, aburrimiento y alienación social, acompañado frecuentemente de distimia, depresión, desesperanza, sentimiento agudo de soledad o desórdenes emocionales relacionados.
El sentimiento de vacío forma también parte del proceso natural de la pena, como resultado de la desaparición de un ser querido o algún cambio significativo. Además, el significado concreto de vacío varía mucho en el contexto de las diferentes tradiciones culturales en que se ubique.
Desde el encargado de servicios auxiliares de una escuela, al que antes lo llamábamos cariñosamente “portero” al gerente de una empresa privada, pasando por el director de área de una repartición estatal o el señor que conduce un camión, tenemos una constante para marcar; estamos disconformes con el correr cotidiano de los hechos públicos. Bolsones de dudas se ciernen sobre quienes nos gobiernan. No creemos en los sindicalistas ni en los multimedios. La iglesia, aún en períodos de empatía como estos, tiene más detractores que seguidores.
La publicidad engañosa hace que cualquier banco, por caso, te ofrezca algo y luego por letra chica te ponga condiciones desagradables. La letra chica tiene formato oral también. Basta con escuchar en la radio esos comerciales tan simpáticos que se llenan de un bla bla bla a setenta y ocho revoluciones por minuto, como los viejos discos de pasta.
El Papa habla de la corrupción y todos atienden. El hombre que vive en un casa humilde y trabaja 12 hs por día en un frigorífico de pescado y ve que su vecino se rasca soberanamente el higo y cobra 3 ó 4 planes sociales empardando sus ingresos también habla de corrupción, pero nadie lo escucha.
El que remarca los precios por las dudas, el que no cumple su horario de trabajo y lo cobra, el acomodador de cine mezquino con los programas, todos, sienten el vacío existencial del desaliento y la levedad del ser, modelo 2013.
Claro que antes de mí el escritor checo Milan Kundera publicó en 1984 aquella increíble novela filosófica, más allá de la psicología, tratando de encontrar la esencia existencial de los personajes: “La insoportable levedad del ser”. En todo caso República Checa queda globalmente más cerca en tiempo y espacio a nosotros.
Como en la novela, después de la Primavera de Praga, cuando las fuerzas soviéticas tomaron la capital checoslovaca, el protagonista (aquel de los 60 en Praga o este de los 2013 en Mar del Plata) querían huir con la chica y el perro. En la novela la chica lo dejó y el protagonista se quedó con la sonrisa de Karenin, su perro. En días como hoy creo que mi perro tampoco me sonríe y solo se queda cerca para ver si alguna vez liga un trozo de vacío como el que asé para mi cumpleaños.