EDITORIAL | Autor: Redacción | 18-12-2013
La patria socialista (energética)
Los electrones liberados no saben de teorÃas polÃticas
Usted sabe, estimado opinauta, que la energÃa es la capacidad de generar trabajo. La energÃa eléctrica que nos llega por la red domiciliaria es energÃa que permite el consumo de una determinada potencia activa en un lapso. Luego el medidor acusa el consumo y la empresa nos liquida según lo que indica el "relojito". Hasta ahà todo parece normal ¿Qué sucede luego para que nuestro modelo distributivo se haya devirtuado?
Los subsidios enmascaran el consumo energético. Lo que pagamos en un domicilio por la energía de todo un bimestre es similar al importe de una cena en un restorán común, para dos personas.
Nadie cuida nada, simplemente porque es un recurso que nos suena sobreabundante en función de su precio. Los que lo generan saben que la realidad es muy contraria a las apariencias. A cada momento se hace más y más difícil asegurar el suministro de energía frente a la ola de aires acondicionados que invadió nuestro país. Todo suena contradictorio.
Un comunicador social de radio por estos días tiró la idea al aire de ir a un modelo tarifario más justo. Que los que tienen más paguen mucho por la energía para bancar a los que tienen menos. Esto suena hermoso, en teoría ¿quién utlizará la vara para medir el más que tiene más y el que tiene menos?
Es absurdo ponerle condiciones sociológicas a un ente inherte, físico, como es la electricidad. La misma no sabe de capitalismo y comunismo. La corriente que fluye por un cicrcuito y es directamente proporcional a la fuerza electromotriz e inversamente proporcional a la resistencia. En todo caso cada átomo en movimiento, cada electrón desplazado, irá a parar a un destino particular que es imposible de suponer, en principio, si es más noble, pobre o rico que su vecino, el electrón de al lado.
A mi se me ocurre otra idea ¿Qué tal si hacemos que todos paguen justamente lo que consumen, a valores de mercado y de acuerdo a las tablas internacionales? En ese sentido, las leyes de la física me demuestren que sin importar de dónde, los electrones se comportan de una forma más democrática que lo que lo hacemos los seres humanos.