EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 03-01-2014
Controlando al control
Los Reyes Magos vienen con camellos y sorpresas congeladas
Un control que nace, crece, sugiere tantas cosas. Nadie alcanza a comprender de qué se trata. En cuanto se intenta comprender su alcance la imagen se transforma, mudando de significado. Parafraseando a aquel viejo jingle de los setenta de los jeans Topeka se me ocurre que el control es la utopÃa del mediocre y la libertad se impone cuan fuerza fÃsica, como si se tratase de la newtoniana ley de gravedad.
Existe un paraíso cercano para los señores del control Se lo llama control remoto. Este paraíso prometido le permite a un funcionario jugar por jugar al “poli-ladron”. Unos controlan y otros evaden, así funciona la mecánica de la sociedad. Algunos esposos revisan los cajones de los cónyuges con la intención de descubrir el renuncie. Otros confían. La dinámica de la relación produce los mismos resultados; con o sin ese control.
El estado intenta decirle a un empresario dónde, cómo cuándo y cuánto debe ganar y eso, naturalmente, es imposible. Ningún industrial aceptaría voluntariamente la competencia, es más, si pudiera la anularía por completo. Está en el espíritu de supervivencia. Ningún empresario quiere límites impuestos a sus ganancias. Pero resulta que es el mercado el que se ocupa de establecer lo que un consumidor está dispuesto a pagar por un bien o servicio. Así las cosas, estos esfuerzos inútiles, como si se tratase de una construcción de castillos de naipes, son meramente decorativos.
Mañana veremos que los informes oficiales darán cuenta de que el control dio resultado: FALSO. En un par de semanas todo estará diluido y el que crea en los Reyes Magos que ponga los zapatos el cinco de enero a la noche. Es más probable que ligue un regalito de Melchor, Gaspar o el morocho Baltasar a que alguno de esos precios acordados permanezcan inmóviles el fututo cercano.