Gamonal en Burgos, España, o los oKupas en Lugano

El arte de apretar, tan conocido por nuestros piqueteros, nuestras organizaciones barriales, nuestros sindicalistas, genera un ida y vuelta con los gobernantes democráticamente elegidos que, a falta de talento, muchas veces toman decisiones inoportunas, desacertadas, cuando no corruptas.

Si el que más aprieta es el que más liga, léase polícias provinciales de todo el país a fines de 2013, camioneros, organización Barrios de a Pie, guardavidas y demás, nuestra sociedad se convierte en un cuadrilátero de "Vale Todo" y no precisamente tán simpático como el musical de Enrique Pinti, Florencia Peña y Diego Ramos, sino como esas luchas absurdas que vemos los trasnochadores en los canales de deportes, cuando ya no queda nada por ver.

La tortilla española se ha comenzado a dar vuelta. Si no se quedan los pedazos pegados en el fondo de la sartén, muy pronto vamos a ser testigos de cómo los gobernantes ceden, moderan la ambición, se enfocan, pero a la vez dejan de tomar decisiones, que de hecho, es para lo que asumieron. Si el caso de la tortilla dada vuelta cunde más de lo que esperamos, el Gobierno Nacional de nuestro país no va a poder agitar más pobres en contra de Macri, como si se tratase del juego del Monópoli, porque el efecto dominó rápidamente va a llegar a la Rosada. Y no creo que le podamos pedir mucha ayuda a nuestro bolivariano hermano Maduro, que por cierto, tiene su propia tortilla medio desarmada.