EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 02-04-2014
Malvinas y las inundaciones del 2013
El caprichoso 2 de abril
Los números suelen ser tiranos, caprichosos. Las fechas, invento humano si se quiere, se empecinan en hacer que el destino sea circular, si de muertes y absurdos se trata. La guerra de Malvinas, que comenzó con la gesta del 2 de abril de 1982, fue una estupidez militar de una dictadura que agonizaba y se cobró la vida de seiscientos cuarenta y nueve argentinos. Las inundaciones del 2 de abril de 2013, fueron tremendas por la estupidez de los gobiernos democráticos surgidos de la consecuencia de aquel desatino de 1982 y otras atrocidades de la dictadura militar. Treinta y un años después de la guerra, murieron ochenta y nueve argentinos, aunque se sospecha que fueron muchos más pero la auto censura de los gobernantes detuvo la cifra en ese valor.
Las inundaciones de La Plata de 2013 fueron un evento climático que afectó la ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires, y su zona aledaña entre el 2 y el 3 de abril de 2013, con un registro de precipitaciones que marcó un récord histórico para el mes de abril en la región con más de 400 milímetros acumulados en 4 horas. Este fenómeno dejó un saldo de 89 muertos.
En la batalla de Prado del Ganso los argentinos tuvieron 50 muertos y alrededor de 150 heridos. Por su parte, los vencedores sufrieron 16 muertos y alrededor de 66 heridos de mayor o menor gravedad.
La Guerra de las Malvinas o Guerra del Atlántico Sur fue un conflicto que dejó un saldo final de la guerra en vidas humanas fue de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños.
Los números, como dijimos al principio, se empecinan en mostrar lo que fuimos y lo que somos. Somos un país, una sociedad, que valora muy poco la vida del prójimo y que años después llora las consecuencias de su inoperancia de forma hipócrita. Nadie puede asegurar lo que seremos, pero el 2 de arbil de 2015 y de los años venideros serán, sin duda, días de conmemoración de la muerte de argentinos inocentes. Esperemos que sean los últimos en morir como fruto de la estupidez gubernamental.