EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 03-04-2014
Pisar mierda
De aquí y de más allá
“La felicidad tocará a quien por casualidad haya pisado una cagada”. Según este saber popular reflejado en internet (www.proz.com › Non-English forums › Spanish), cada vez debe haber más felicidad, pues los marplatenses nos la pasamos “pisando mierda”, perdón por la palabra directa, en esta bendita urbe. Un estudio reciente dice que nuestra ciudad alberga algo así como dieciséis mil perros, los que, en una lógica normal, tendrán un tamaño medio y defecarán entre 500 gramos y 800 gramos de materia fecal por día. Como sea, diez toneladas de excremento son posiblemente vertidos en la vía pública todos los días, sin control, sin razón. Es difícil caminar las cuadras de nuestra ciudad esquivando dieciséis mil deposiciones fecales de perros sin caer en el accidente de pisar una.
Pisar mierda puede tener muchas connotaciones, metafóricas o literales. La ciudad, el país y el mundo viven envueltos en la mierda cotidiana de la corrupción, la droga, la explotación del hombre, la inoperancia y la incompetencia. Es difícil zafar de tanta mediocridad sin salpicarse. Ni todas las sociedades se manchan tanto ni todas las ciudades tienen hordas de perros sueltos cagando a diestra y siniestra. Es una cuestión de principios. Esta mañana fui víctima de la mierda ajena de perros ajenos en Alsina y Colón y, más tarde, en Chaco y San Martín. Según la sabiduría popular mi suerte debería haberse elevado al cuadrado, pero el cuadrado de mi razonamiento no me permite procesar aquel valor mítico que convierte este hecho desgraciado en algo prometedoramente feliz.
Parece que el problema es universal. Desde Badajoz, para Hoy.es un colega ha escrito: “Hoy me siento afortunado. Acabo de pisar una mierda en toda regla y ya disfruto pensando en la suerte que voy a tener. Compartirá conmigo que es un poco asquerosillo, pero estoy convencido de que un día de estos, quizás el sábado, la fortuna me hará millonario”... más adelante se ríe de la corrupción de los concejales de aquel lugar. Simetrías del destino, hoy le respondo desde Mar del Plata.
No creo que todo sea culpa de este gobierno, o de aquel, pero algo se podría hacer para evitar tanto desatino cotidiano. Lo digo por los perros, y por lo otro también. Usted ya sabe a qué me refiero, querido OPINAUTA.