EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 16-05-2014
La mirada atenta
La violencia como eje en las relaciones escolares
Un chico mató a otro de una puñalada afuera de una escuela. Como ocurrió afuera los directivos podrÃan sostener que es un hecho ajeno al ámbito escolar. Y posiblemente desde lo legal asà sea. Sin embargo toda la sociedad entiende que la institución educativa fracasó, más allá de los problemas de Ãndole familiar que acarreaban previamente el agresor y el agredido.
La escuela no es una jaula de cristal. Atraviesa a la sociedad que la integra, la condiciona y la modifica. Los directivos de los establecimientos saben de esto e intentan trasmitirlo a toda la comunidad. Claro que ni todos los directivos son tan vehementes al momento de hacerlo ni toda la comunidad es tan fácil de entendederas. Sin embargo en lo personal y como profesional de la educación creo que el papel de los directivos es el de mayor responsabilidad al momento de mediar, negociar y gerenciar los conflictos de violencia en los ámbitos escolares y extraescolares. Directivos timoratos, débiles de carácter, alineados con inspectores más preocupados por encuadrar el conflicto en una hoja de tamaño A4 que en resolverlo, son cómplices y promotores de mayores hechos de violencia cuya escalada final todos desconocemos.
En Mar del Plata hay muchos casos de docentes, mujeres y hombres, de distintos niveles, brutalmente agredidos por padres y alumnos que quebraron el sistema y se resguardan detrás de él. La poca solidaridad de las autoridades educativas, los inspectores y supervisores, solo produce consecuencias más nefastas. Los hechos no se divulgan (aplicando un principio de auto censura) y se cajonean en eternos expedientes sin resolución. El caso de alumnos de bachillerato de adultos que agredieron a una docente en el puerto de Mar del Plata en noviembre de 2013 sienta bases de un hecho casi inédito, en el que el desenlace terminará de confirmar lo que planteamos al principio: falta de liderazgo, permisividad absoluta, silencio cómplice y mucho de comodidad. Mientras el directivo se queda esperando el quinto día hábil de cada mes para cobrar el sueldo hay docentes que sufren daños físicos, psíquicos y lesiones a la imagen, lo que claramente constituye un daño moral irreparable. A la violación de sentir el cuerpo ultrajado a golpes, el docente debe asumir la vergüenza de reintegrarse a dicho ámbito de trabajo y soportar burlas socarronas y amenazas de los mismos alumnos adultos que antes lo agredieron. La mirada atenta, en todo caso, es la que tiene que tener el docente, junto con un buen par de zapatillas de running para salir corriendo en caso de que lo vuevan a agredir.
La mirada atenta del directivo está en la lectura del descargo que llena en la hoja de papel tamaño A4 o Legal, según el caso, y en el control del resumen bancario todos los meses para ver si la Provincia le depositó la suma indicada como sueldo por su trabajo.
La mirada atenta de toda la sociedad debe estar dedicada a denunciar estos hechos, en impedir que existan ñoquis eunucos en la educación, y que los violentos sean EXPULSADOS de los ámbitos en donde producen sus desmanes.