EDITORIAL | Autor: Redacción | 28-05-2014
Un reclamo a los instestinos
Y todo comienza a temblar
Menos de 300 manifestantes cortaban parcialmente el tráfico frente al edificio del Anses, en Buenos Aires. Esto es en la calle Córdoba casi Maipú. Más de 150 policÃas los cuidaban para que dejen circular autos por un carril y medio o dos. Hasta aquà la crónica, pero lo más sórdido de la historia aún no se habÃa contado.
Los manifestantes, de agrupaciones portuarias, esperan una "jubilación" acordada con el fallecido ex presidente Néstor Kirchner. Un ciudadano común se pregunta ¿qué es una jubilación acordada?¿Qué tipo de huecos tiene el estado para que esa gente tenga que protestar para conseguir algo que, aparentemente, les pertenece legítimamente?
Las preguntas sobran ¿cuánto le cuesta al país movilizar 150 efectivos para contener a los manifestantes?¿Cómo puede ser que algo prometido no se haya hecho efectivo, acaso no era legítimo?¿Esas promesas eran favores de retribución? ¿Hasta dónde dura el apriete de las organizaciones para conseguir algo?¿No se tratará de una maniobra política más?
En la Calle Córdoba, entre Suipacha y Maipú, había ocho micros de escolares que transportaban a los manifestantes. Es decir que la marcha, como tantas otras, no era espontánea sino organizada y financiada. Pero ¿por quién?
Del libro El Principito, recuerdo el asteroide del bebedor: "Esta vida no vale nada, sin familia, sin amigos, sin perrito que me ladre. Ni un gato, ni siquiera un ratón para molestarlo. Aquí todos los días son iguales; no hay esperanza…solo beber y beber y mañana igual y todos los días… " El bebedor bebía para olvidar que sentía verguenza, de beber, claro.
Pasado un rato, alguien del Anses recibe a alguien de los que protesta, identificado como Cacho, y se meten a una oficina. Media hora depsués Cacho le dice a los punteros "levantamos todo y nos vamos. Ahora tenemos una promesa seria de que van a arreglar".