EDITORIAL | Autor: Eduardo Cantaro | 30-06-2014
Secretos de familia
Otra historia del mundial
Como en todas las ediciones anteriores, Brasil 2014 tendrá familiares jugando para un mismo equipo. También se repetirá un caso de hermanos enfrentados y habrá tercera generación mundialista. Las Copas mundiales de la FIFA guardan muchas historias de familias.
Para buena parte de los padres y madres del mundo, tener un hijo futbolista y además, que llegue a disputar un mundial es un sueño. Imaginemos cómo será para un padre que jugó ver a un hijo haciendo lo mismo, o para un hermano, compartir con otro hermano, ni hablar para un abuelo mundialista saber que su nieto también lo hará.
Bueno, de todas esas historias familiares trata esta columna.
Para empezar, sin embargo, elegimos un caso que no es único -y seguramente se repetirá- pero que es representativo de está época del futbol profesional. Hablamos de hermanos que logran jugar una misma copa, pero en dos seleccionados nacionales distintos.
Jerome (Alemania) y Kevin-Prince Boateng (Ghana) defendieron distintos colores en el último partido del grupo D en Sudáfrica 2010. Los hermanos son hijos de Prince Boateng, un profesional ghanés que emigró a Alemania y dejó en esas tierras algo más que unas jugadas.
Ambos nacieron en Alemania, producto de fugaces romances de su padre con mujeres teutonas. Si bien crecieron juntos y fueron rivales en la Bundesliga, la representación nacional los separó: Kevin-Prince eligió Ghana, luego de ser expulsado de las juveniles germanas y recibir permiso de la FIFA. Jerome, un año y medio menor que su hermano, nunca dudó en jugar en la Nationalmannschaft.
El fútbol, al menos para Kevin-Prince, no sólo lo heredó de su padre, sino que también su madre proviene de una familia de futbolistas: es sobrino nieto de Helmut Rhan, tío de su madre, Christine. Helmut fue el autor de los dos últimos goles de los alemanes, con los que le ganaron la final a Hungría en 1954.
El caso Boateng no es el único en cuanto a familiares jugando en diferentes selecciones (incluso se podría haber dado un caso másen esta copa si se hubiese clasificado Canadá, donde se destaca Julian De Guzmán, hermano del holandés Jonathan De Guzmán, que si será parte de Brasil 2014.) Lo mismo hubiera ocurrido si la República Democrática del Congo (que ya participó en 1974 como Zaire), se clasificaba. El arquero titular, Parfait Mandanda es hermano de Steve, titular en la selección de Francia.
Estos últimos son casos que se pueden dar a futuro, así como el de Thiago Alcántara, que juega en la selección española y su hermano, Rafinha, están en las juveniles de Brasil. Hijos de Mazinho, volante campeón en Estados Unidos 1994, no estrán en Brasil pero tal vez se crucen en Rusia 2018.
Si bien no coincidieron en los mundiales, hubo familiares representando a diferentes seleccionados. En 1934 Martín Ventolrá defendió los colores de España, jugando aquel polémico encuentro ante Italia. Al comenzar la Guerra Civil y estando de gira con Barcelona, decidió exiliarse en México donde se casó y tuvo a su hijo, José, que jugó 4 partidos para México en la Copa de 1970.
Los Vantolrá no son los únicos padre/hijo en un mundial, aunque sí los únicos que representaron a diferentes selecciones. En las dos decenas de casos que hay con este vínculo se destaca el sueco Roy Andersson (jugó en Argentina 78), porque sus dos hijos, Patrick y Daniel fueron parte de la selección escandinavo entre 1994 y 2006).
No existen aún casos donde padre e hijo se hayan consagrado campeones. Es más, ningún padre mundialista con hijo mundialista ha levantado la copa, pero sí se ha dado a la inversa. En 1998 Youri Djorkaeff fue campeón con Francia. Su progenitor, Jean, había quedado eliminado en la primera ronda de Inglaterra 1966. En Sudáfrica 2010 Xabi Alonso se consagró con España, cosa que su padre; Miguel Angel, no pudo hacer cuando jugó de local en 1982.
Entre los más famosos con este tipo de parentesco figuran los italianos Césare (1962) y Paolo Maldini (1994/2002); los uruguayos Julio Montero Castillo (1970/74) y Paolo Montero (2002); además de Pablo (1974) y Diego Forlán, que con 35 años estará en el mundial de Brasil. El abuelo de Diego Forlán, Juan Carlos Corazzo, también fue mundialista, aunque lo hizo dirigiendo a la selección charrúa en 1962.
Un parentesco vigente es el del mexicano Javier “Chicharito” Hernández, hijo de Javier “Chícharo”, que fuera titular en México 86. “El Chícharo”, además, es yerno de Tomás Balcázar, que representó al conjunto azteca en Suiza 1954, haciendo de “Chicharito” el único caso de hijo/padre – nieto/abuelo, como jugadores en Copas Mundiales.

El de Balcázar Hernández no es el único ejemplo de suegro y yerno que estuvieron en los campos de juego mundialistas; en Argentina se pudo disfrutar tanto a Diego Maradona (1982/94) como a Sergio Agüero, un caso que además se convirtió en “suegro dirigiendo a yerno”. En Sudáfrica 2010 también conformaron este vínculo familiar Mark Van Bommel y su DT, Bert van Marwijk, en Holanda.
En la rama técnica varios padres decidieron convocar a sus hijos para dirigirlos en una Copa Mundial. El primer caso se dio en Inglaterra 1966, con el uruguayo Ondino Vieira como DT y Milton en el césped. Cesare Maldini llegó a tener bajo sus órdenes a Paolo, en Francia 1998, así como Bob Bradley a Michael, jugando para Estados Unidos. Zlatko y Niko Kranjčar (Croacia 2006); Ilija y Dušan Petković (Serbia y Montenegro 2006) y los homónimos Vladimir Weiss (Eslovaquia 2010), completan la lista.
Andre y Jordan Ayew son hermanos y jugarán juntos para Ghana en Brasil. También lo harán juntos Kolo y Yayá Touré, para Costa del Marfil (lo vienen haciendo desde 2006), como los Palacios en Honduras, cerrando momentáneamente una lista que se viene armando de manera consecutiva desde 1930: en todas las Copas Mundiales hubo, mínimo, una pareja de hermanos. Y en siete oportunidades fueron mellizos los que jugaron, resaltando Willy y Renée van de Kerkhof, dos veces subcampeones con la Naranja Mecánica de Holanda.
Los primeros hermanos campeones del mundo fueron Fritz y Ottmar Walter, cuando en Suiza 1954 se convirtieron en importantes artífices del “Milagro de Berna”, tal como se conoce al título que obtuvieron al derrotar a una casi invencible Hungría. El hito se repetiría por única vez con los hermanos Bobby y Jackie Charlton, ambos campeones en 1966, en la única conquista inglesa en la historia.
Argentina tuvo en la primera competencia a los hermanos Juan y Mario Evaristo en su plantilla, y por separado a Gabriel (2006) y Diego (2010) Milito. Dentro de los vínculos fraternales mundialistas más famosos están los mellizos Ronald y Frank de Boer (Holanda 1994 y 98); los alemanes Uli (campeón en 1974) y Dietter (subcampeón en 1986) Hoeness; los brasileños Sócrates y Raí, Michael y Brian Laudrup de Dinamarca. Más destacado aún es el caso de los Palacios, que en Sudáfrica 2010 fueron el único trío de hermanos que conformaron un plantel: Wilson, la figura; Jerry y Johnny (el único que no jugó) hicieron historia representando a Honduras en la Copa de Sudáfrica. Wilson y Jerry también estarán en Brasil.
En otros vínculos familiares figuran los irlandeses Gary Kelly e Ian Harte, que jugaron juntos en Corea/Japón 2002. Gary, siendo el menor de 13 hermanos, se convirtió en tío de Ian a los 3 años de edad. También hay primos que han representado a un seleccionado, como Les y Rio Ferdinand para Inglaterra; Rigobert y Alexander Song en Camerún o Harvard Flo, primo de Tore André y Jostein, jugando en Francia 98 para Noruega.
Los vínculos familiares se seguirán dando en Rusia 2018 y seguramente en todas las competencias venideras. Los argentinos estaremos más atentos dentro de un par de décadas, cuando tal vez podamos disfrutar de familiares que jugaron con familiares y, a la vez fueron dirigidos por familiares, cuando los hijos de Diego Maradona, Sergio Agüero y Lionel Messi se vistan de celeste y blanco en una Copa Mundial de la FIFA.