EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 12-07-2014
Brasil decime que se siente, comerse diez en un mundial
10 goles en dos partidos en contra, un triste récord
Ahora que todo terminó para nuestros hermanos brasileros, es fácil soltar las crÃticas. Diez goles en dos partidos, siete contra Brasil y tres contra Holanda, jugar de forma deslucida y decepcionar a propios y extraños ¿Cuál es la responsabilidad de la FIFA en esta historia?
El pueblo brasileño quiso, como en el mundial de 1950, ser protagonista del mundial, solo que en esta oportunidad, no pudieron ni siquiera llegar a la final. La humillación de la derrota contra los alemanes tiene culpables, más allá de los jugadores. La trampa de los árbitros que deliberadamente favorecieron a los locales contra Croacia, Chile y Colombia, hicieron suponer que la "suerte" era infinita, interminable. Sin duda los árbitros, que no son otras cosas que títeres de una de las organiaciones más poderosas del planeta, no fueron condescendientes por generación espontánea. Había por detrás una mano negra que les marcaba que el negocio precisaba de los brasileños, por lo menos, hasta estar entre los cuatro primeros. Luego, claro, está la dura realidad, esa que hacía que los alemanes tuvieran que ser muy superiores a los brazucas para llegar a la final. Y vaya si lo fueron.
Ahora, con los números puestos, árbitros tramposos mezquinando tarjetas amarillas, jugadores violentos no sancionados, el Mundial 2014 se está despidiendo, y solo resta la final, que la jugaremos nosotros, mientras nuestros vecinos lo miran por TV, porque revendieron todas las entradas. Para el partido el pronóstico es incierto, pero para la FIFA, cualquiera sea el resultado, el negocio ya está hecho.