EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 15-07-2014
¿En Europa no se consiguen?
Un muerto, heridos y lo peor del racismo en los festejos de Alemania
Gente de mierda hay en todos lados. Incluso los civilizados jugadores alemancitos, que cantaban en un video que nos cargaba por haber perdido frente a la "supremacÃa deutschland". Las celebraciones por el tÃtulo del mundo despertaron violencia y expresiones de racismo, que provocaron la muerte de un joven. Una mujer está en grave estado por un disparo durante una caravana. Ah, eso pasó en Alemania.
Nosotros, que no somos los padres de los brasileros, que nos gusta joder y cargar a todo el mundo, no deberíamos tomar a mal que cuatro o cinco boludines alemanes se sientan vivos y con derecho a cargarnos, porque nos ganaron. Al fin y al cabo son los campeones. Yo no recuerdo haber cargado a los alemanes cuando les ganamos en el año 1986. Simplemente para mí los alemanes no significan nada en lo futbolístico. A lo mejor, si los miro en perspectiva como genocidas, autoritarios y ciertamente torpes, creo que la historia los ha maltratado bastante, grandes perdedores de dos guerras, divididos en cuatro y vapuleados.
Ahora, el fútbol, tal vez sea un tónico refrescante de nacionalidad. Eso me suena a lo que vivimos nosotros en 1978, cosa que no nos llevó a muy buen destino. Hasta en eso les llevamos 36 años de ventaja.
Cuando veo el video que protagonizó uno de los arqueros suplentes, Roman Weidenfeller, el defensor Benedikt Höwedes, los delanteros Miroslav Klose y André Schürrle, y el mediocampista Toni Kroos, en Berlín, ante la multitud de alemanes que recibieron a los campeones del mundo en la Puerta de Brandemburgo, un canto contra los "gauchos", en referencia a los argentinos a quienes personificaron, con tono gracioso, derrotados, no siento la bronca que me produce ver a los pobres brasileros, humillados en su casa, cargarnos a nosotros por perder una final. El fútbol tiene 3 resultados, dos, cuando se define un campeonato. Los dos están en la bolsa de posibilidades y entenderlo es parte del juego.
Ya veremos a estos teutones cuesta abajo en la rodada, porque todo vuelve, y a nosotros con la copa. Lo curioso es que tampoco nos va a despertar el cargarlos demasiado. Tienen un idioma duro, nos quedan muy lejos. Y tenemos a los brasucas más cerca. Festejá, Alemania, con cuatro copas seguís siendo amargo y nadie te va a elegir en el concurso de los divertidos.