EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 28-08-2014
La paz y los fundamentalistas
De todo, justo ahora
Si miramos al fundamentalismo con una mirada que rasque un poco la superficie, veremos que se permite entender este proceso de descomposición y brutalidad social como uno de los productos más horribles de la globalización conservadora que Estados Unidos dirige desde hace 30 años. Encontrar un eje del mal es la tarea que "TÃo Sam" le encomienda a un selecto grupo adicto para luego machacar distintas zonas del globo.
La imagen de la decapitación del James Foley, antes que mostrar “otro mundo” regido por leyes inhumanas que nos demostraría la superioridad ética de Occidente, nos expone el punto más alto de un proceso de “fundamentalización” construido por ese mismo Occidente. Es decir, el lugar que la globalización conservadora conducida por Estados Unidos desde hace unos 30 años parece tener reservado para los árabes.
Según la época de la historia fueron los nazis, los japoneses, los rusos y ahora los musulmanes. Los malos son los otros, aquellos que encarnan el mal. Ellos son bárbaros y los de este lado somos buenos. Así, en la lógica global, esta guerra tiene una víctima, nosotros, los buenos, y victimarios: ellos, los asesinos.
Entender este relato reduccionista y consumirlo nos hace cómplices de las barbaridades que a diario se cometen. La solución final, en este caso, sería la utopía que permitiese la desaparición de estos "dos demonios". Pero el mundo debe seguir girando.