EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 13-10-2014
Uno que no tiene reemplazo
Los que vienen detrás no le llegan ni a los zapatos
Fue el dirigente peronista más importante de la transición democrática, según el ministro de defensa Rossi. Seguramente fue mucho más que eso. Quien escribe tuvo el placer de conocerlo personalmente. Un tipo cajetilla, pÃcaro, galán y por sobre todas las cosa, muy inteligente. Formador y cultor de una gran familia, honesto, dentro del contexto de la polÃtica, lo que constituye casi un caso paradigmático, no solo en el peronismo, sino en la polÃtica nacional.
"En muchos momentos del gobierno de Alfonsín, cuando se necesitaban apoyos fuertes para la consolidación de la democracia, Cafiero demostró siempre contar con una actitud generosa", afirmó Rossi también.
Antonio Francisco Cafiero (Buenos Aires, Argentina, 12 de septiembre de 1922 - San Isidro, Argentina, 13 de octubre de 2014) fue una figura política de la República Argentina, discípulo de Juan Domingo Perón. Fue padre de los también políticos Mario Cafiero y Juan Pablo Cafiero. Era viudo de Ana Goitía, con quien tuvo diez hijos.
Antes de encauzarse en la política, se licenció de Contador Público en 1944 y en 1948 de Doctor en Ciencias Económicas, con sendos títulos de la Universidad de Buenos Aires.
Incluso antes de su etapa universitaria (desde 1938) había trabajado como miembro de la Acción Católica Argentina.
Fue dirigente juvenil dentro de la Universidad, desempeñando diferentes cargos, como Presidente de la Asociación de Estudiantes, Delegado Estudiantil y Secretario Político del Consejo Supervisor, entre otros. Además desempeñó cargos docentes desde 1952 hasta el 1984.
Comenzaría a militar en el peronismo desde la famosa marcha del 17 de octubre de 1945, que dio origen al "Día de la Lealtad Peronista", como un joven participante. Sin embargo, no obtendría un cargo de alto rango dentro del partido sino hasta 1962, cuando fue nombrado Secretario Político del Consejo Supervisor y luego Coordinador del Movimiento Nacional Justicialista, en épocas donde el peronismo se encontraba con su líder a varios kilómetros de distancia.
En 1964 fue nombrado Secretario Político del Consejo Supervisor del Partido Justicialista y en 1971 fue nombrado Director del Consejo de Planificación de tal partido.
De 1986 a 1991 fue Presidente del Consejo Provincial del PJ en Buenos Aires y de 1987 a 1990 Presidente del Consejo Nacional del PJ. A partir de ese año desempeñó el rol de Secretario General del Bloque de Senadores Justicialistas.
Obtuvo cargos públicos desde el primer gobierno de Juan Domingo Perón, cuando, siendo muy joven, entre 1948 y 1951, fue designado como Consejero financiero en la embajada argentina en Washington DC. Entre 1951 y 1952, fue Director del Departamento Socioeconómico de la Cancillería. Fue luego Ministro de Comercio Exterior de la Nación, entre 1952 y 1955.
En 1955, después del golpe que derrocara al gobierno constitucional del Gral. Juan Domingo Perón, fue privado de su libertad durante un año, y a partir de allí hasta 1973 militó activamente en la denominada "resistencia peronista". Asimismo, Antonio Cafiero visitó en su exilio a Perón en varias oportunidades hasta su regreso a la Argentina.
En 1973 fue nombrado Presidente de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro. Fue más tarde Secretario de Comercio de la Nación (1974), Interventor Federal de la Provincia de Mendoza entre agosto de 1974 y mayo de 1975, Ministro de Economía de la Nación (1975 - 1976) y finalmente Embajador ante la Santa Sede en 1976, cargo al que debió renunciar debido al golpe militar de ese año, regresando a su país donde fue privado de su libertad por segunda oportunidad.
Durante su cargo en el gobierno de Isabel Perón, fue uno de los firmantes de los decretos de aniquilamiento de la subversión de 1975.
En 1983, con la restauración democrática argentina, lideró el Movimiento Unidad, Solidaridad y Organización (MUSO), fue precandidato presidencial y en la Provincia de Buenos Aires, su sector fue derrotado por Herminio Iglesias y José Amerise.
Un tipo, un pedazo vivo de la historia, que hoy se fue. Lo que viene, lo que queda, seguro que no alcanza a cubrir el vacío. Pero como esto es Argentina, pronto habrá alguna plaza o calle con su nombre y no mucho más. Porque lo otro, lo que realmente vale, ya nos encargamos, entre todos, de devorarlo.