EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 29-10-2014
Si no fuera porque soy de acá...
Imaginando.
Un dÃa de estos nos levantamos de la cama y caemos en la cuenta de que queda muy poco de este 2014. Un año que comienza a despedirse de una forma anodina, tal vez, como comenzó. Lo cierto es que estamos en las puertas de noviembre, en el umbral del DÃa de Todos los Santos, y lo que antecede es la Noche de Brujas (perdón por las presentes). Si no fuera porque nacà recontra argentino hasta a mà me verÃan con una calabaza agujereada, si la hubiera de mi tamaño, mangueando dulces por las casas del barrio.
Halloween (contracción de All Hallows' Eve, 'Víspera de Todos los Santos'), también conocido como Noche de brujas o Día de brujas, es una fiesta de origen celta que se celebra en la noche del 31 de octubre, sobre todo en países anglosajones como Canadá, Estados Unidos, Irlanda o Reino Unido y, en menor medida, en Chile, Colombia, México, Perú, Venezuela, o el conjunto de Latinoamérica, y en gran parte de España. A pesar de ser países verdaderamente anglosajones, en Australia y Nueva Zelanda no se observa tanto como en otros países.
Sus raíces están vinculadas con la conmemoración celta del Samhain y la festividad cristiana del Día de Todos los Santos, celebrada por los católicos el 1 de noviembre. Se trata en gran parte de un festejo secular, aunque algunos consideran que posee un trasfondo religioso. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición a América del Norte durante la Gran hambruna irlandesa.
El día se asocia a menudo con los colores naranja, negro y morado y está fuertemente ligado a símbolos como la jack-o'-lantern. Las actividades típicas de Halloween son el famoso truco o trato y las fiestas de disfraces, además de las hogueras, la visita de casas encantadas, las bromas, la lectura de historias de miedo y el visionado de películas de terror.
Claro que Halloween nos toma, como decirlo, un tantos desprovistos de humor social. Si algún adolescente osara entrar a una rotisería, por ejemplo, con una máscara puesta a comprar un pollo con fritas, la noche de brujas, posiblemente recibiera cinco balazos del otro lado del mostrador: por las dudas.
Como sea, mi querida Argentina tiene fiestas propias, y bien desconocidas para la mayoría de nosotros. La Fiesta del Ternero (Ayacucho), La Fiesta del Poncho (Catamarca), La Fiesta del Puestero (Junín de los Andes), entre cientos, tal vez miles de fiestas. Y si fuera posible, esta noche, desearía soñar con que la noche previa al Día de Todos los Santos, es menos Noche de Brujas y más Noche de Cenicientas, en coches de alta gama que no se conviertan en zapallos a las 12 de la noche, y a los que los inspectores de tránsito no pararan para hacerle el control de alcoholemia: al fin y al cabo, soñar no cuesta nada.