EDITORIAL | Autor: redacción | 29-10-2014
Dilema Dilma
¿Y ahora qué?
Brasil todavÃa festeja y lamenta, casi por igual, las elecciones. El cuarto gobierno consecutivo del PT abre nuevos interrogantes para Brasil y la región. El más importante es si se dará el pronóstico de los sectores conservadores, que apuestan a que el margen exiguo con que ganó Dilma la lleve a construir un gobierno moderado, o si, por el contrario, esa misma merma en los votos termine empujando a cambios más profundos. Si nos basamos en el sentido común, no existe duro que no se ablande ni recto que no se tuerza. Pero Dilma, moy salpicada por el escándalo de Petrobrás, sabe que tiene cuatro años de gestión por delante en su cuenta regresiva del poder. Y asà será.
El shock que provocó el triunfo de Dilma Rousseff en los sectores medios-altos de Brasil puede ilustrarse con dos notas que publicó Folha do Sao Paulo en las últimas horas. La primera, casi una caricatura de ese sector social, mostraba las caras largas de bellas chicas del coqueto barrio de Leblon, en Río de Janeiro, cuando en la noche del domingo se supo que Áecio Neves había perdido contra la actual presidenta. Las jóvenes declaraban, seguramente bajo el impacto de una noticia que no esperaban, que preferían emigrar a Miami o Europa, antes que “vivir 20 años bajo la dictadura del PT”.
Los “mercados” abrieron el lunes mostrando también su descontento con las democráticas urnas: el BOVESPA cayó fuerte, el dólar subió, la acciones de Petrobrás se desplomaron un 14% y así. Desde esa lógica, salvo por el detalle de que Dilma, la misma noche del domingo, pareció apuntar en la otra dirección, podríamos decir que el capital le mandó un aviso a "la presi"
Dilma, por otro lado, promete limpieza: concretamente, serían tres grandes cambios:
Pasar a un voto por lista, en vez del actual sistema de voto individual a candidatos, lo que refuerza el rol de los partidos políticos. Hoy hay micro fuerzas parlamentarias de uno o dos representantes, sin ideologías conocidas, salvo los arreglos de conveniencia. En el otro extremo, aún con cuatro mandatos presidenciales al hilo, el PT apenas tiene 70 diputados en una cámara con 513. Algo está mal representado.
Las mujeres no llegan ni al 10% del total de legisladores. Ese número ubica a Brasil entre los peores desempeños de igualdad de género en el mundo: está 124 sobre un total de 145 países, según registra Naciones Unidas.
Financiamiento público de las campañas políticas. Si bien hay espacios en la televisión gratuitos para los partidos, el grueso del coste de las campañas se hace con aportes privados. Ir hacia un sistema público de financiamiento ayudaría a separar las plataformas políticas de los intereses corporativos.
Tal vez algo para ver, analizar y aplicar desde nuestra querida Argentina. En el mundo soplan algunos vientos de cambio y nuestros progres de TV pública que visten de Armani siguen mirando el país como si fuera 1976. Como diría un viejo gordo periodista, que antes era progre y ahora es un burgués de Clarín: "lo hace(mos) por plata".