EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 30-11-2014
Educando al que compra
Y al que vota, de paso
El avance del comercio electrónico y los consumidores más exigentes son los retos de los centros de compras. El que compra, es el mismo sujeto que en algún momento vota. De esta nueva sociedad van a salir los nuevos votantes, ya están saliendo de hecho. Nativos digitales, con poca capacidad de mantener la atención en la oralidad, fáciles de aburrirse, cómodos. En sÃntesis, con nuevas y distintas capacidades a las que hay que llegar con mensajes cada vez más sofisticados. Detrás, entonces, se forma la bisagra, los electores viejos, educados y aprendidos con técnicas del siglo 20, cuando no de mediados del siglo 19. Esta dicotomÃa, sumada al aumento en la expectativa de vida, pone en marcha una especie de licuadora de voluntades colectivas. El resultado es un licuado cuyo sabor aún no se ha determinado bien.
El fuerte crecimiento del e-commerce, cambios en los comportamientos de compra y un mayor número de consumidores cada vez más informados y equipados, son algunos de los nuevos retos que enfrentan los comercios y centros de compra. Ojo, el que compra es el mismo que el que vota, y todos sabemos, las conductas son globales.
Las conclusiones de un reciente estudio en nuestro país resaltan que "Se hacen compras más chicas y frecuentes, el aumento en la cantidad de lugares de compra que creció de 3,67 a 4,05 comercios cada 40 días y el nuevo hábito de abastecerse en los mayoristas, además de la necesidad de las primeras marcas de recuperar el espacio perdido ante el surgimiento de líneas propias, en el caso de los supermercados, hace que los sectores del retail busquen nuevas herramientas para conocer las preferencias, los gustos, las expectativas y las impresiones de los consumidores".
Si hablamos de los procesos electorales y extrapolamos el hábito, observaremos que cada vez la confianza depositada en los elegidos es menor, o por un período más breve. Suscribir una idea no significa casarse con "el elegido". Los políticos no lo entiende, o no lo quieren entender. La mayoría de las veces ven los votos como un cheque en blanco que los habilita a hacer lo que se quiera. Pero ¡Cuidado, la gente está cada vez más avivada!