EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 22-12-2014
Hipócrita polÃtica
El eje del 2014
Si algo atravesó a este año 2014, en todos sus ámbitos, fue la hipocresÃa. PolÃticos, empresarios, dirigentes, artistas, docentes, policÃas, jueces y auxiliares. Todos han sido, en mayor o en menor grado, hipócritas como nunca antes. La hipocresÃa no es simplemente la inconsistencia entre aquello que se defiende y aquello que se hace, requiere además de formas, entre refinadas y grotescas, de acercamiento entre los seres humanos. Observar todos y cada uno de los actos de gobierno nacional, provincial y municipal es ilustrativo de lo expuesto. Lo expuesto, en todo caso, es que el fin último, el que todo lo impulsa, no es el bienestar del hombre, sino el poder de una minorÃa.
La hipocresía es la actitud constante o esporádica de fingir creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades, o estándares que no se tienen o no se siguen. La persona hipócrita finge cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente tiene o experimenta. La hipocresía en sí es un tipo de mentira o pantalla de reputación.
La hipocresía puede venir del deseo de esconder de los demás motivos reales, o sentimientos. La hipocresía no es simplemente la inconsistencia entre aquello que se defiende y aquello que se hace.
Es decir, una persona hipócrita, es aquella que pretende que se vea la grandeza y bondad que construye con apariencias sobre sí misma, propagándose como ejemplo y pretendiendo o pidiendo que se actúe de la misma forma, además de que se glorifique su accionar, aunque sus fines y logros están alejados de la realidad.
En muchos idiomas, incluido el francés, un hipócrita es alguien que esconde sus intenciones y verdadera personalidad.