EDITORIAL | Autor: Redacción | 25-12-2014
El restaurador
Un ejemplo para tener en cuenta
El Rey Juan Carlos se hizo cargo de la mugre en Palacio y quiere ir a fondo con la corrupción, incluso con sus familiares. En Argentina todavÃa no ha llegado el momento de soltarle la mano a los parientes del poder, o a los amigos. El aparato de encubrimiento está intacto y la corrupción generalizada es el común denominador de esta navidad, como corolario de uno de los años más nefastos de nuestra historia.
«Sin contemplaciones»: Así ha instado el nuevo Rey a luchar contra la corrupción en España, apenas un día después de que el juez Castro ordenara sentar en el banquillo a su hermana, la Infanta Cristina, por un presunto delito contra la Hacienda Pública. Claro que, en el estreno navideño de su reinado, Felipe VI apenas se distinguió de su padre al hablar entre líneas sobre las conductas irregulares de sus familiares -el Rey Juan Carlos pidió una «justicia igual para todos» en la Nochebuena de 2011, a los pocos días de la imputación de su yerno, Iñaki Urdangarin-. El actual Monarca sí fue directo y al grano en lo que se refiere a la corrupción de los «servidores públicos».
Y es que el primer mensaje que trasladó el Monarca, tras lanzar la tradicional felicitación de Navidad desde el Palacio de la Zarzuela, fue que la Corona ha recogido como propias la «indignación» y el «desencanto» de los españoles hacia quienes se han apartado, con sus «conductas», del «comportamiento que cabe esperar de un servidor público».
En Argentina, Cristina utiliza Twitter como la nueva cadena oficial. Sigue distrayendo con mensajes banales y hace la vista gorda a los documentos que tiene frente a sus ojos, incluso los de la iglesia, sobre la corrupción. En tanto no comencemos por el principio estaremos levantando la casa endeble de la sociedad, como en la legendaria historia de los tres cerditos. Mientras tanto, otros países, incluso nuestros vecinos, hacen la casa de ladrillo para que el "lobo" de la corrupción no la pueda voltear.