EDITORIAL | Autor: redacción | 07-01-2015
¿Musulmanes?
Violentos descontrolados
En este horrendo atentado, en ParÃs, el mundo vuelve a poner el acento en la religión, como si el hecho de practicarla, lo convirtiera a uno, per se, en violento. Entonces, los musulmanes del mundo comienzan a pagar el pato de la boda, sin comerla ni beberla. Cada uno que usa turbante pasa a ser sospechoso. Los energúmenos de siempre, en todas partes se esconden en la cobardÃa de la masa, al amparo de muchos de nosotros, que toleramos esto con pseuda neutralidad.
En el club, en el café, en la calle. Dos tipos charlan y se dicen a sí mismo: "estos mulsulmanes son unos jodidos. No toleran una cargada a Mahoma o a Alá". La realidad es que todos hoy somos víctimas de la misma cosa: la intolerancia fascista que nos separa de aquello a lo que no pertenecemos. Los fundamentalistas de siempre. Los que piden un mundo como el de antes, con los valores desde siempre, como si eso hubiese sido garantía de paz, en algún momento.
La inmensa mayoría del mundo, de cualquier religión, repudia lo que sucedió hoy en la sede de la revista satírica Charlie Hebdo que había publicado una serie de sátiras sobre Mahoma. Solo que esa inmensa mayoría es, muchas veces debil, cuando no cobarde.
En Argentina, cada equipo campeón, habilita a festejos que terminan en vidrieras rotas y saqueos. En Mar del Plata, lo vivimos en días pasados cuando Aldosivi subió a la A. Todos, incluso los periodistas decimos "los violentos de siempre". El casoes que muchos de nosotros los conocemos pero no los denunciamos porque les tenemos miedo, están en la rosca con políticos y empresarios y gozan de un sistema legal permisivo que rápidamente los deja a ellos libres y a nosotros expuestos. En Francias, esta tarde, y salvando las distancias, sucede algo parecido. Quiénes pueden aportar datos les temen. Algunos políticos utilizan a estas facciones de violentos con fines utilitarios: luego es muy dificil sosegarlos.
Y como en un paso de comedia, dos para adelante, uno para atrás, otro para el costado, el mundo seguirá girando en esta danza absurda, para todos, menos para las doce víctimas, que hasta ahora, se cobró este salvaje sinsentido.