EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 14-01-2015
Te muestro la linda, te doy la podrida
Asà funciona esto
Es un estilo nacional y popular. El verdulero de nuestro barrio y el jefe de gabinete, por poner dos extremos de la escala, hacen lo mismo. Muestran la fruta más lustrosa, la más apetecible. Uno la compra, se la lleva a casa y cuando la va a comer descubre que no era la misma que se exhibÃa tan virtuosa, sino que se ha transformado en una ruina, agusanada, vencida por el paso del tiempo. Putear al verdulero es la primera reacción, al fin y al cabo, nuestra suerte depende de su muñeca. La verdad sea dicha, el verdulero es parte del problema. La otra parte somos nosotros mismos, que ponemos esperanza en algo o alguien que verdaderamente no nos ha demostrado nada para que lo hagamos.
Seguro que cuando vas a la frutería ves muchas frutas que aún no están maduras, como bananas, peras, ciruelas, manzanas, etc. Pero, ¿te diste cuenta de que eso no suele pasar con otras frutas como naranjas, limones, cerezas, uvas, etc.? ¿Por qué unas frutas se suelen vender maduras y otras no? Es sencillo, la cosa pasa por la imaginación, el aspiracional, la idea de la apariencia y el interior.
Algunas cosas, frutas, o políticos, se ven más lindos y resistentes, que otras (os). Sin embargo, por dentro, sufren el mismo proceso de deterioro y oxidación que todos los demás. A veces eso es menos visible.
Nuestra Provincia, tan sintonizada con el gobierno municipal, muestra una cara limpia, jugosa, apetitosa. Depende de la fruta, depende del frutero. Los consumidores somos nosotros. Tendremos que tener mucho cuidado en ver qué fruta queremos comer, dónde y cómo la compramos y cuándo la vamos a consumir.