EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 19-01-2015
El silencio es salud
Chu chu chu
La muerte de Nisman coloca a los investigadores del tema en una posición un tanto difÃcil de digerir. Hablar o hacer silencio. Es claro que poco y nada sabÃamos de Nisman hasta su irrupción legal-mediática. Brilló como una estrella fugaz y rápidamente se apagó. Su muerte pone, seguramente, un punto final en esa lÃnea investigativa y no puntos suspensivos.
La búsqueda de la verdad está en estos momentos en la morgue. En un par de días va a ser ñla companía de Nisman en un cajón de madera, más o menos lujoso, que irá a para a la tierra, a un nicho o será cremado. La verdad absoluta, esa de la que todos tenemos una idea relativa, ha sido, una vez más, mansillada.
¿Suicidio?¿Inducido?¿Vergüenza y falsedad ideológica? Yo quisiera hacer la siguiente suposición: si un periodista radial de AM de capital, antes oposición y desde hace unos años converso de este gobierno, que relata muy bien partidos de futbol, se dedica toda la mañana del día de la muerte de Nisman a defender la postura del gobierno y en un par de meses, o años, se comprobase que alguien del gobierno tuvo que ver con la maniobra que le costase la vida a Nisman ¿sería complice de crimen?
La sensación más amarga que nos queda a todos es que en las curvas de este espiral, donde cada vez nos acercamos más al centro, estamos llegando a un meollo feo, de mal olor, que a ninguno de nosotros, en tanto argentinos, nos conviene que se ventile. Entonces, una vez más, de daremos el respeto a los familiares directos, hoy de duelo, de Nisman, y dejaremos que la comedia continue.