EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 30-01-2015
El enero que no fue
La Tablada, como recuerdo de la mierda que nos envuelve
Todos los eneros suceden cosas "particulares" en Argentina. En 1989 fue lo de La Tablada. La llamada casi de inmediato “batalla de La Tablada” ha quedado instalada como un hecho demencial, ajeno a la convivencia democrática que se estaba forjando no sin dificultades y emparentada sí con lo más extremo de la guerrilla de los años setenta. Sin embargo, fue un fruto amargo de la “primavera democrática”. Tal vez en el año 2041, los que tengan la suerte de estar vivos, recordarán al enero de 2015 como un mes en el que sucedieron cosas "particulares"¿Será otro fruto amargo de la insipiente democracia que ya cumplió 31 añitos?
Dice Javier Trímboli, para Télam; "El 23 de enero de 1989, ya dentro del regimiento de La Tablada, cuando ante la virulencia del cuadro producido los militantes evalúan los pasos a dar, se repiten entre balas que zumban que “es Patria o Muerte” (Celesia y Waisberg). La disyuntiva no es central en los años postdictatoriales; sólo vuelve en los desvelos imprecisos por entender y reencarnar los setenta. Entre los ocupantes hay quienes recién ven un arma tres días antes y otros que son fogueados combatientes en Nicaragua. Algunos conocen de cerca la pobreza; otros el exilio, la cárcel y la desaparición de compañeros. Desde el ´82, fueron a todas las marchas a las que correspondía ir".
Sólo el tiempo nos marca lo acertado o desacertado de un hecho. La justicia efectiva, de aquel ataque artero y vil, Nunca llegó. Años después fue lo de José Luis Cabezas, y ahí el periodismo levantó un paredón de resistencia corporativa: la historia nos dice que algunos muertos valen más que otros y este fue el caso.
Ahora, tal vez, el hecho de que maten a tipos de la justicia ponga a ese poder, que está librando una batalla de fondo contra el ejecutivo, en estado de alerta. Nisman, como Cabezas, formaban parte de los "con jeta", mientras que los chicos asesinados en La Tablada, eran los colimbas "sin jeta"
Otro enero más que no fue, porque se lo llevó la desidia, la apatía, la abulia y la muerte. El culto a la vida, perdió por paliza. Y el 18,6 % de aumento a los jubilados, es como el agua bendita que quiere lavar las culpas.
Nuestros viejos que rondan los 80 o 90 añitos, seguramente no llegarán al 2041 para comprobar que 26 años después no se hizo un carajo por la justicia: de como se les dio la vida en este país, en los últimos cincuenta años, ya sabrán de sobra cómo termina la película.