EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 04-03-2015
¿Ni ofendo ni temo?
La verdad
Con libertad ni ofendo ni temo es una leyenda contenida en el escudo de armas mandado diseñar por José Gervasio Artigas para la Provincia Oriental en 1815. Frecuentemente se cita la frase como el lema nacional de Uruguay, aunque oficialmente no lo sea. Lo cierto es que aquel uruguayo, lÃder asceta y extravagante, si los hubo, marcó una huella que hizo surco profundo en aquella orilla y no tanto en esta, del mÃtico RÃo de la Plata.
Se denomina asceta a la persona que busca purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales o abstinencia; que posee un conjunto de procedimientos y conductas de doctrina moral que se basa en la oposición sistemática al cumplimiento de necesidades de diversa índole, en síntesis, que es capaz de renunciar a las mezquindades mundanas por cuestiones de principios (morales). Lo de la verdad como valor, parace ser un arcaísmo nacional argentino. No estaría en condiciones de decir que los uruguayos de hoy estén más cerca de la virtud, pero si uno ve cómo se va pepe Mujica de su mandato y cómo se va a ir Cristina, claro que tiende a pensar en reduccionismos inmediatos.
La verdad oculta, detrás del cadaver de Aramburu, las manos de Perón, la cara desfigurada de Yabrán, el ataúd cerrado de Néstor Kirchner durante su velorio, la voladura de la Embajada de Israel y su presunto arsenal, la voladura de la Amia, el reclamo de Israel por la Amia pero no por la embajada, la muerte de Nisman...
La verdad sobre la desnutrición infantil, los abortos clandestinos, las cifras de inflación, la desocupación en Mar del Plata y el dinero que se mueve en negro. La verdad sobre los carteles de droga instalados en nuestro país y la innumerable cantidad de asesinatos en ocasión de robo donde a la víctima no le roban nada. Contar la verdad que el poder no quiere que se sepa: ¿el poder?
Con la verdad, de la pequeña porción de delirio y estupidez colectiva que los que hacemos OPI22 contamos, tenemos un auténtico miedo escénico: parálisis en la actividad neuronal periodística. Le debemos una a José Gervasio (Artigas), pero seguimos vivos y saliendo al aire ¡Salud y supervivencia! Aunque contaminada por las miserias cotidianas.