EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 22-05-2015
El pensamiento militante o el pensamiento impostor
El otro, un fantasma
El pensamiento militante es pensamiento-acción, es una posibilidad que se despliega en el vÃnculo intersubjetivo, allÃ, cuando nos imbricamos. Es activo, transformador, se recrea permantemente en las conversaciones, en las lecturas, es abierto, se anima a la autocrÃtica, busca nuevos interrogantes, interpreta, complejiza, no se limita a la reproducción automática, es generador, co-productor de sentidos y prácticas. Este pensamiento militante, enjuto, subjetivo y obsecuente, es una degradación vulgar del otro, el que anhelamos y elevamos a la condición de utopÃa.
El pensamiento no tiene dioses ni maestros iluminados que lo autorizan a pensar, a qué pensar. La confianza y el motor están en la comunicación entre pares, en el entendimiento colectivo, es por eso que los Banquetes nos permiten habilitarnos un tipo de construcción sustentada en la dicha de la relación con el otro.
Dice Jacques Rancière que "La política comienza con la capacidad de cambiar su lenguaje común y sus pequeños dolores para apropiarse del lenguaje y el dolor de los demás. Comienza con la ficción. La ficción no es lo contrario de la realidad, el vuelo de la imaginación que se inventa un mundo de ensueño. La ficción es una forma de esculpir en la realidad, de agregarle nombres y personajes, escenas e historias que la multiplican y la privan de su evidencia unívoca."
Jacques Rancière (Argel, 1940) es un filósofo francés, profesor de política y de estética, hoy emérito de la Universidad de Paris VIII y European Graduate School. Este hombre, se inició con libros sobre el mundo obrero: La Parole ouvrière, La Nuit des prolétaires o Le Philosophe et ses pauvres. Como discípulo de Louis Althusser, participó además, junto a Étienne Balibar, Roger Establet y otros, en la escritura del trabajo colectivo Para leer el capital (1965). Durante el Mayo Francés, sus diferencias ideológicas lo separaron de Althusser. Entendió la diferencia entre uno y otro de los pensamiento, hace ya 47 años.
Argentina es un reloj que atrasa inteligencia colectiva, que no proyecta ni se sabe edificar sobre las mismas bases que pregona. Es una caricatura burda de sí misma, en una parodia circular del que no llega a ningún lado. Es un país entero montado en el absurdo, llamando "Néstor Kirchner" a todo cuanto inaugura por estos días, llamando "La Cámpora" a una línea de pensamiento combativa, que se inspira en el apellido de un mediocre genuflexo jugador de ligas menores del legendario General Perón.
Argentina 2015 no es "Un país con buena gente". Es simplemente un país, degradado, detrás de la adoración de ídolos con pies de barro; no de "Barro tal vez"-