EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 20-06-2015
Me resisto a recordar esta década
Todo pasa
En el bar de Pepe, el gallego, le decÃa a Fredy si se habÃa confundido de pastilla. Fredy dijo que no y le retrucó diciendo que no, que lo decÃa por ella, que no paraba de hablar sandeces y frases sin sentido en el TV del "bareto" que mostraba la cadena nacional un discurso por el dÃa de La Bandera. Todo sonaba a pelÃcula de Fellini, entre surrealista y bizarro. Asà las cosas, "me resisto a recordar esta década" dijo don Chicho, un viejo parroquiano que relataba de memoria la formación del Boca de Lorenzo del ´76.
Entre las sandeces fueron a diestra y siniestra. A Belgrano lo mencionó cuatro veces, pero dos de ellas fueron para hablar del Belgrano Cargas, al que llamó "magnífico ferrocarril" por su extensión y desempeño. Si bien la Presidenta dijo que hay que "volver a tener un sistema de ferrocarriles en la República Argentina", sólo puso como un buen ejemplo el Belgrano Cargas. No se refirió en particular al monto de los subsidios entregados a los concesionarios del ramal ni recordó pormenores de ese modelo de gestión, que involucra al Estado, empresas privadas y sindicatos, entre ellos la Unión Ferroviaria, incorporada al negocio por el por entonces presidente Carlos Menem, en su último mes de gobierno, y ratificada más tarde por el ex mandatario Néstor Kirchner. Actualmente, José Pedraza, líder histórico de la Unión Ferroviaria, está preso bajo acusación de instigar el asesinato del militante Mariano Ferreyra durante el conflicto de los trabajadores ferroviarios tercerizados con los nuevos sindicalistas-empresarios del riel. Entre las principales autoridades de Soesa, controladora del ramal al que elogió ayer la Presidenta, está Graciela Isabel Coria, la esposa de Pedraza, con quien el sindicalista vive en un proverbial departamento de Puerto Madero de alrededor de un millón de dólares.
De las otras dos menciones a Belgrano, una estuvo destinada a equiparar al creador de la bandera con San Martín y con su esposo. Como acostumbra, la Presidenta mencionó varias veces a Néstor Kirchner llamándolo "él", aunque el mismo pronombre lo usó para Belgrano y para hablar de dos padres que perdieron a sus hijos en Once , sendas historias que resumió.
Esa equiparación entre drama personal y drama nacional también fue explícita. Varias veces la Presidenta puso su dolor de viuda a la par del dolor de quienes perdieron familiares en el accidente, bajo la irrefutable observación común de que "la muerte es irreparable", sin discriminar entre una infortunada muerte postoperatoria por motivos de salud y las de quienes -algunos muy jóvenes-, viajaban al trabajo en un tren a cargo del Estado que, inexplicablemente, al llegar a destino no frenó.
Terminaba el discurso en y en el bar pasaba una ración de albóndigas, con vino tinto. "La única verdad es la realidad" dijo Pepe, y todos comieron albóndigas.