EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 19-08-2015
Alto, rubio y con un zapato rojo
¿Qué pasa que todos se dan vuelta?
OPI22 nunca, en sus casi mil ediciones, operó polÃticamente en contra o a favor del gobierno Nacional Provincial o Local. Nos remitimos a hacer nuestra tarea, es decir, informar, y atravesar a la misma con opiniones, que siempre son subjetivas, pero que claramente se distancian del hecho objetivo. Ahora parece que nuestros portales colegas, unos cuantos de ellos, de aquà de la ciudad, por caso, dejaron de ver las cosas negativas de la gestión para publicar solo noticias que se resumen a meras gacetillas de prensa del gobierno. Esos mismos portales que, otrora, le pegaron duro al intendente, y ahora lo ven alto, rubio y con un zapato rojo, como la comedia de Pierre Richard. A su vez descubren que Arroyo es un "chinchudo", que no da explicaciones y que no atiende a la prensa ¿Qué pasa que todos se dan vuelta? ¿Éramos todos tan ingenuos o está terciando el vil metal?
Los medios locales comprados por moneditas. Así de triste, querido OPINAUTA. Si quiere informarse en serio tiene dos chances: vaya usted mismo al lugar del hecho o abra 10 portales distintos de los de por acá. Uno solo, como era antes, dejó de ser referencia de algo.
Color aparte, el título de nuestra editoria refiere a una brillante comedia con toques policiales. La primera, "Alto, Rubio y con un zapato negro, donde François Perrin es, según los servicios de inteligencia franceses, un soltero de 32 años de edad, violinista de profesión, católico practicante, coleccionista de instrumentos musicales antiguos. A media que transcurre la acción nos enteramos de que mantiene relaciones con la arpista de la orquesta, esposa de su mejor amigo, quien es el percusionista de la distinguida banda musical. Entre las virtudes de esta comedia está el adecuado perfil de algunos personajes: la sutileza con que se presenta al director del centro de espionaje que encarna Jean Rochefort es digna de mención.La comedia marplatense, claro, pasa por otros carriles. El zurdo intendete estampaba una firma en un convenio, ayer por el mediodía, rodeado cada vez más por menos gente cercana y más prensa adicta. Es una parodia del absurdo, en donde todo conduce a ningún lado y la hipótesis de versomilitud entre la gente y sus gobernantes, entre la gente y la prensa y entre la prensa y los gobernantes está totalmente desvirtuada.
Será cuestión, tal vez, de volver a meterse en la película y esperar el final, quién sabe, en el epílogo no nos volvamos a llevar alguna sorpresa.