EDITORIAL | Autor: Lic. José Luis Dranuta | 12-09-2015
Cosa grande
El preolÃmpico de basquet como muestra de la épica
Manu Ginóbili, a pura emoción, en el festejo argentino en México junto a Scola. La mÃstica de un grupo que muestra el camino de lo que deberÃamos ser, en general, y no somos los argentinos. El bahiense viajó especialmente al DF para seguir desde la platea la definición de la clasificación argentina a RÃo 2016 y en el final, muy emocionado, se cruzó en un sentido abrazo con Luis Scola, la figura del equipo. Y ese gesto pinta de cuerpo entero a la generación dorada, y a la otra generación de argentinos que, tal vez sin brillar tanto, entendemos lo que debemos ser como pueblo, pero lo olvidamos a diario.
Emanuel Ginóbili, el mejor jugador de la historia del básquetbol argentino se hizo un tiempo para viajar a la Ciudad de México para estar presente en el partido que definía la suerte de Argentina en el prolímpico. Tras el triunfo de los conducidos por Sergio Hernández, el bahiense se abrazó pirmero con el entrenador y luego con el pivot, líder basquetbolístico y espiritual del euipo, Luis Scola. Pura emoción dorada.
El cuento que termina con final feliz no es por pura casualidad. Años de trabajo humilde, silencioso, de estos chicos millorarios en dinero pero humildes en lo cotidiano, que quieren más y saben como hacerlo. Teléfono para unos cuantos políticos, deportistas, técnicos y directivos argentinos. Un baño de humildad y darse una vuelta por la vida, de paso, un poco de sentido común. En fin, y que corten las redes en DF, como símbolo del corte con los caretas de acá.