EDITORIAL | Autor: Lic. Mirtha Cáffaro | 19-10-2015
El efecto mariposa
También sirve para las elecciones
“El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo”… Con esta simple frase podemos resumir en qué consiste el “efecto mariposa”.
Pequeñas acciones pueden ayudar a crear grandes cambios. Esta idea sacada de la Física y de la” idea del caos” puede aplicarse a la psicología. Las cosas que hagamos hoy influirán en nuestro futuro, con pequeñas acciones podemos cambiar muchas cosas que no nos gustan de nuestra vida.
En el Coloquio IDEA se utilizó la metáfora del efecto mariposa para las elecciones.
En sus palabras de apertura y bienvenida Javier Goñi, presidente de IDEA, explicó el lado positivo del Coloquio y se refirió al efecto mariposa.
El empresario citó el llamado “efecto mariposa” y dijo que sumando a todas las empresas presentes en el Coloquio, con sus empleados y familiares, suman “casi 3 millones de personas que podemos influenciar positivamente”.
“Es mi deseo que a partir de estos días de reflexión salgamos inspirados para que tengamos el coraje de producir aquellos cambios que creamos oportunos, generando el aleteo de la mariposa que se transformará en un viento potente para que los argentinos podamos trabajar juntos para construir una sociedad mejor con inclusión social y pleno empleo”, expuso Goñi.
¿Qué podemos hacer por nuestro “efecto mariposa”?
Te damos algunas ideas.
1. Habla directamente con las personas en lugar de hacer elucubraciones sobre ese o aquel malentendido.
2. Hazte escuchar. Poco a poco demostrarás a los demás que tienes una personalidad fuerte y no te sentirás ninguneado o maltratado etc.
3. Con tan sólo una sonrisa o unos buenos días crearás un ambiente agradable en torno a ti.
4. .Disfruta de pequeños placeres. Una taza de café o chocolate mientras observas como llueve a través de los cristales, observar como duerme un bebé, jugar con los niños o cerrar los ojos y oler y percibir el sonido del mar te proporcionarán una fuente de placer inmediata y que prolongarás en el tiempo. Te irán generando un “pozo de felicidad en tu interior”.
5. Hacer pequeñas cosas por los demás sin esperar nada a cambio. Pequeños gestos como acudir ayudar en campañas contra el hambre, ayudar a tu vecino en un apuro o dejarle el asiento a una abuelita en el autobús, crean efectos mariposa a corto, mediano y largo plazo. Para empezar está comprobado que el altruismo genera felicidad en las personas, por otro lado si unimos los pequeños gestos de cada uno generaremos un gran huracán. ¿Te imaginas que cada persona lleva un paquetito de arroz para los más desfavorecidos en la campaña navideña contra la pobreza; se acumularán kilos y kilos de arroz…y todo con un simple gesto; y si todos cedemos nuestro asiento a las abuelas…contribuiremos con el tiempo a generar una sociedad mejor, más humana y más feliz.
6. Detenernos un minuto cuando estamos enfadados, respirar hondo y pensar que somos afortunados por todo lo que tenemos…otro huracán…nuestros niveles de ansiedad bajarán, saldremos de la espiral del enfado y prevenimos sentimientos nada saludables. Gestos como estos previenen dolores de jaqueca, de estómago, resfriados etc. Las enfermedades están muy relacionadas con las emociones y sino que se lo digan a los romanos y su “Mens Sana in Corpore Sano”.
7. Piensa en el hoy y no en el mañana. Si ahora puedes disfrutar de dar un paseo con tu pareja, hacer un pequeño viajito o reirte en la playa con un amigo y un bocadillo como compañía, hazlo. Volverás a generar un huracán felicidad con estos pequeños gestos…si te vienen malos momentos pensarás lo mucho que te has reído y has disfrutado de la vida en tiempos pasados y te ayudarán a sobrellevar mejor los malos momentos.
Nota
El término "efecto mariposa" por tanto fue acuñado a partir del resultado obtenido por el meteorólogo y matemático Edward Lorenz, relacionado con la sensibilidad a variaciones pequeñas en las condiciones iniciales, y los efectos sobre la predicción del clima atmosférico a largo plazo:
En una determinada ocasión quiso volver a echar un vistazo a una simulación que ya había hecho, llevándola más lejos en el tiempo. En vez de comenzar desde el principio y esperar a que el ordenador llegara al intervalo que le interesaba, introdujo en el teclado los valores que ya tenía apuntados en el papel. Dejó la máquina trabajando y se fue a tomar un café. Después de una hora, la máquina había simulado dos meses de predicción atmosférica, y sucedió lo inesperado: Existían valores de los días que había simulado anteriormente que no coincidían con los que había calculado esta vez.
James Gleick en Caos: la creación de una ciencia