EDITORIAL | Autor: Redacción | 03-12-2015
Desvergonzada
Sin calificar
El país que se acaba, el de la prebenda, resiste como loco el cambio de gobierno democráticamente elegido. Cristina, a la cabeza de los sin sentidos, despoja a su partido y a la gente le de la poca dignidad que le quedaba. Así las cosas, el margen para el gobierno nuevo se reduce y el daño a la patria, al país y a la nación es irreparable. La historia va a mostrar lo miserable que fue esta gente, que afortunadamente, se va para NUNCA MÁS volver, a menos que la plebe que vive de sus favores y arreglos, trame otra parodia absurda del regreso.
Cristina recibió a Macri mal impresionada atemorizada por la amenza de Mauricio de ser implacable en la lucha contra la corrupción. Un tema que había estado ausente en la agenda de campaña. Pero que figuraría entre las demandas de los ciudadanos que lo votaron. A ellos debe resguardar antes de ir a la caza de aquellos que, tapándose quizás la nariz, optaron por Scioli.
La soledad de Cristina y Macri impide todavía conocer la profundidad de esa charla. Con seguridad la Presidenta no debe haber confesado nada de todo lo que evaluó, un día antes, con Scioli y Zannini. El secretario General hizo un pronóstico poco halagüeño sobre las dificultades que tendría la administración nacional del PRO. Utilizó incluso alguna palabra descalificadora. Nunca refirió, en cambio, a que la inmensa mayoría de esas dificultades estarían originadas en la “década ganada” que terminará en días más.
En estos días los desatinos de la presidenta fueron intencionales y numerosos. Endeudamientos excesivos, nombramientos a mansalva, desendeudamiento de las provincias. Todo para empiojarle el terreno a Macri. La gente lo sabe, sólo que los que viven del engaño se hacen los otarios por conveniencia. Los demás lo acusan, pero todos, inexorablemente, vamos a pagar el precio de sus daños materiales y morales intencionales. Una verdadera hipócrita, caradura, que antes de huir atemorizada, arrasa con todo lo que queda en pie.