EDITORIAL | Autor: redacción | 03-02-2016
Si roba el cadete echá al gerente
Calentón
Una frase a destiempo puede acabar con el trabajo de años en apenas unos segundos. En demasiadas ocasiones, todo surge de un calentón inapropiado, pero también de tomarse demasiada confianza con el que al fin y al cabo sigue siendo tu responsabilidad: en nuestro caso, el pueblo. Un inepto en la función pública es tan corrupto como un ladrón.
El pueblo es el verdadero tenedor del poder, que lo delega en las autoridades elegidas. Esta delegación hace a la democracia, junto a la alternancia del poder. En nuestra ciudad hemos delegado el poder a una administración cuyo responsable es Arroyo, del que podemos decir que a más de cincuenta días de asumir, no ha tomado una sola medida pro activa innovadora y se ha dedicado a denostar a la administración anterior. ¡ Cuidado que también es corrupción no poner a funcionarios idóneos en las distintas áreas y ocupar esos lugares con amigotes incompetentes! No solo se trata de no robar y de no hacer negociaciones para los bolsillos particulares desde cargos públicos. También es corrupción poner parientes no preparados en áreas neurálgicas del poder o negar la posibilidad de que los capaces sean los que manejen la cosa pública.