EDITORIAL | Autor: redacción | 12-03-2016
Peculado = Matafuego vencido
La mezcla
Mar del Plata es un gran olla a presión. TodavÃa no explota, pero... Un funcionario es acusado de peculado y la defensa dice que el monto de su fianza, al fin y al cabo está detenido y procesado pero en libertad, es el más bajo de los procesados, entonces es un poco menos culpable, o en todo caso más inocente. Luego, el Hotel Hermitage, cuyo dueño es acusado de gallego miserable en los cÃrculos Ãntimos, no gasta plata en actualizar los matafuegos ni los elementos de seguridad. Entonces todos miramos atónitos como clausuran el hotel del "gallego" como si fuera una represalia por el "encane" de Giri. Asà las cosas se hace muy difÃcil vivir en esta ciudad anormal.
Todos tratando de regresar a la cordura en una carrera enloquecida. El Pro sin representación en Mar del Plata, tratando de volver a su personería como partido, la que perdió por no haber presentado candidatos en las últimas dos elecciones. Arroyo era Massista, pero cuando vio como desinflaban a Sergio se pasó al Pro, con desconfianza mútua. Vilma, perdedora de la interna, se quedó "soldada" a Arroyo en las semanas siguientes al triunfo de las PASO, cuando Giri se fue a Disney y dejó a los vencedores "en banda". Concejales de Cambiemos que sean del Pro, técnicamente no exiten. Hay radicales o arroyistas. A su vez, don Carlos Fernando Primero no confía en nadie y no ha reemplazado a sus bajas de estos noventa días: a la fecha no hay Presidente del Emvial, Secretario de Seguridad ni titular del ente que nuclea al EMTUR, cargo que ocupaba Giri hasta su detención.
El único funcionario que ocupa una secretaría importante y que pertenece al Pro es el Dr. Blacnco, de salud, por lo menos hasta la fecha. Nadie en su sano juicio puede imaginar al intendenteen esta postura por mucho tiempo más. Sin el crédito de los funcionarios nacionales, mirado de reojo por la provincia, con sus aliados tomando las cosas con pinzas y los pultistas con la servilleta puesta y los cubiertos en la mano, asistimos a un banquete opíparo. Pero los pescados que se van a comer somos nosotros.