EDITORIAL | Autor: redacción | 03-04-2016
Negociación y entrega
Después del acuerdo
Gobernar Argentina no es fácil. Mauricio Macri lo aprendió definitivamente esta semana. Ni la espectacular victoria en el Congreso logrando el apoyo de más de los dos tercios de los senadores al acuerdo con los holdouts, ni la buena recepción en Washington que el mundo le sigue dando al Gobierno alcanzan. Aunque se le haya querido quitar dramatismo e importancia, el presidente tuvo que ceder mucho con sus aliados y con Sergio Massa para aprobar este acuerdo. Lo que viene, más allá de lo que nos digan, es un futuro incierto.
El Carriógate es mucho más grave y profundo de lo que parece, al punto tal que si el Presidente, rápido de reflejos, no hubiera logrado un "no innovar" el miércoles en la relación con Elisa Carrió y Ernesto Sanz, hoy la situación sería otra. Por lo pronto, las consecuencias de las primeras diferencias en el oficialismo comienzan a verse: en la foto política de la semana que más preocupó a la Casa Rosada, Sergio Massa logró juntar en una mesa en el Congreso a toda la oposición y al sindicalismo con el pretexto de imponer un proyecto de modificación del Impuesto a las Ganancias diferente al oficial.