EDITORIAL | Autor: redacción | 15-04-2016
Que te pilla el toro...
Dichos
En España, cuando se quiere figurar algo similar a "se te escapó la tortuga" te dicen "anda, que te pilla el toro". Aquà en Mar del Plata, cuando algo suena a mediocre, nos remonta a la época en la que Mario Russak era comisionado de la ciudad, en virtud de su parentesco con el entonces gobernador de facto Ibérico Saint-Jean y soltase aquella frase que nos acompañara como el sino de los marplatenses. En aquel entonces "Don Mario" dijo "Mar del Plata es una ciudad mediocre". El Diario "La Capital " de aquella época, fustigaba al intendente por sus dichos. Incluso "Garrafa", un personaje de caricatura de contratapa de Schaffer, ironizaba sobre el tema y se mofaba de su autor por su parecido con Clark Kent. Más de treinta y cinco años después, y con un funcionario de aquel gobierno como actual intendente, tenemos que decir que Russak estaba en lo cierto, a juzgar en el cómo y qué votamos los marplatenses. Indefectiblemente somos mediocres y nos merecemos esta plaga en el gobierno.
Una gran mayoría de ciudadanos queríamos un cambio. Casi es coincidente con una gran mayoría que, legítimamente, pensó que Arroyo podía representar un cambio. Ahora bien; votar no es entregar un cheque en blanco. Votar a un candidato no lo habilita a adueñarse del cargo, nombrar incapaces y fascistas en las distintas áreas (léase Educación, Salud, Emvial, Enosur, Acción Social, Producción...). Como si esto fuese poca afrenta, la Provincia, que de hecho tiene sus propios problemas, nos envía un "interventor de probeta", que ni siquiera vive en la ciudad, de escasos treinta años y nulo conocimiento de la misma. Y todos recibimos de forma pasiva la imbecilidad del gobierno local, la malicia y hastío del gobierno provincial y la ignorancia del gobierno nacional.
Así las cosas "Mar del Plata es una ciudad mediocre", como dijo Russak. Un siniestro y clandestino empresario, que según refieren, está medio agonizante en Buenos Aires, nos dio la puñalada de gracia, adueñándose de los espacios estratégicos de la ciudad, mientras bolsones de concejales y funcionarios genuflexos le rendían tributo.
Para erradicar a esa plaga decidimos votar a un señor mayor, con altos síntomas de senilidad y epoc, sin plan ni equipo de gobierno, y nos auto obligamos a creer en su discurso lacrimógeno en meetings devaluados en colegios privados. Sin nada para esperar, nada recibimos. La ciudad está a punto de colapsar y todos nos quedamos quietos. "Venga tío, que te pilla el toro". Macho, se nos escapó la tortuga.